Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos

176 — Silvicultura en bosques nativos servicios de los bosques (i. e . el bosque está siendo degradado) (Chazdon 2008, Ahrends et al. 2010) y, por otra, un bosque en determinado nivel de degra- dación es el resultado de dicha acción (Lund 2009). En la mayoría de los casos, la degradación es un pro- ceso gradual (FAO 2001, 2006), haciéndose evidente de manera paulatina (Sasaki y Putz 2009). Se estima que más de 2.000 millones de hectá- reas de bosques han sido degradadas globalmente (Stanturf et al. 2014a, 2014b). En este sentido, la degradación de los bosques es reconocida a nivel mundial como un grave problema ambiental, social y económico (FAO 2009, 2011, Simula y Mansur 2011). Sus consecuencias son perjudiciales tanto para los bosques como para la sociedad, ya que la degradación de los bosques tiene el potencial de afectar negativamente a millones de personas que dependen, total o parcialmente, de los bienes y ser- vicios generados por estos, a escala local, regional o mundial (FAO 2011). La degradación de los bosques se vincula es- pecíficamente con acciones antrópicas, impulsadas por variados factores macroeconómicos, demográfi- cos, tecnológicos, institucionales y políticos. Así, las principales causas que dan origen a la degradación son la explotación forestal insostenible (por recolec- ción excesiva de productos del bosque), el pastoreo excesivo, los incendios y la expansión de especies invasoras o plagas (SCBD 2001, van Wilgen et al. 2001, Geist y Lambin 2002, Asner et al. 2006, 2008, Chazdon 2008, Murdiyarso et al. 2008, FAO 2009, Lund 2009, Hosonuma et al. 2012, Kissinger et al. 2012, Stanturf et al. 2014b, Bustamante et al. 2016). La degradación de los bosques ha sido un tema central en variados programas, convenios mundia- les y políticas globales enfocados en la biodiversi- dad, cambio climático y manejo forestal, debido a la valiosa contribución de los bosques al desarrollo sostenible, sumada a las preocupaciones mundiales emergentes de mitigación del cambio climático a través de la restauración de los bosques degradados y la pérdida de biodiversidad (FAO 2011, Simula y Mansur 2011, Thompson 2011, Thompson et al. 2013, Stanturf et al. 2014a). Es así que el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques, señala la urgen- cia de intensificar los esfuerzos por prevenir la de- gradación de los bosques (FAO 2009). Asimismo, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en el año 2007, los países parti- cipantes acordaron tomar medidas para reducir las emisiones por deforestación y degradación de los bosques (programa REDD y luego REDD+) (Lund 2009). En este mismo contexto, el Convenio sobre la Diversidad Biológica 2010 tiene como meta para el año 2020 reducir por lo menos a la mitad el ritmo de pérdida de todos los hábitats naturales, incluidos los bosques y, además, se propone la restauración de por lo menos el 15 % de los ecosistemas degradados (SCBD 2010). Estas iniciativas mundiales ilustran la creciente necesidad de restauración a nivel global (Stanturf et al. 2014a, 2014b). Sin embargo, existen variadas definiciones para la degradación de bosques, las cuales se han desarrollado desde diferentes perspectivas y disci- plinas (FAO 2009, Lund 2009), y de acuerdo a dis- tintos énfasis, incluyendo la degradación de tierras (Hudson y Alcántara-Ayala 2006) y, más reciente- mente, la pérdida de reservas de carbono y mitiga- ción del cambio climático (p. ej. Putz y Nasi 2009, Morales-Barquero et al. 2014, Stanturf et al. 2014b). Sin embargo, la degradación de bosques es vista internacionalmente como los cambios que afectan negativamente la estructura y función de estos, reduciendo de esa manera su capacidad de proveer servicios ecosistémicos (FAO 2001, 2009, 2011, Lamb et al. 2012, Stanturf et al . 2014b, Modica et al. 2015). Lograr una definición adecuada de lo que es un bosque degradado y degradación de bosques ha sido un aspecto crítico para negociaciones y dis- cusiones internacionales (Lund 2009, Sasaki y Putz 2009, Putz y Redford 2010, Lund 2014, Armenteras y González 2016, Chazdon et al. 2016). Lo importante en este contexto es que una vez que exista acuerdo respecto a qué es un bosque degradado, se entende- rá que este debe ser tratado de una forma distinta a un área deforestada y, sin duda, a un bosque no

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