Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

154 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha tre esta elección profesional y su fetichismo? Y si así era, ¿cuál era esa relación? Después de todo, se podía también tratar de una pura coincidencia, pese a que un punto de inflexión de esta cura, que he descrito en detalle en otro lugar 4 , mostró que su relación con la ley era crucial en la mencionada elección. La figura de la ley era su abuela, bajo cuya autoridad se había alineado el padre. Sin embargo, este le aterrorizaba de niño y siempre adivinaba si hacía trampa cuando jugaba con él. Héctor había sufrido de una fobia grave y, de adulto, no soportaba la autoridad de sus superiores masculinos: prefería las jefas mujeres. De igual modo, esta relación con la autoridad lo complicaba a la hora de sus exámenes universitarios, sobre todo en los orales realizados por profesores hombres. Su interés por la falsificación pro- venía de su gusto fetichista y travestista por la confección de disfraces femeninos y de su pasión por la trampa. Vimos que la mirada amenazadora de la ley constituía en este dominio un plus-de-goce fantasioso, pero a condición de que fuese inscrito en el libreto de la fantasía del falo escondido bajo un velo. De otra manera, se hacía demasiado real y podía transformarse en una mirada aterradora, como aquella del padre cuando lo descubría con las manos en la masa. Un día, en el cual yo había percibido que estaba molesto conmigo por el precio de las sesiones – cosa que le indiqué serenamente –, Héctor pudo rectificar su posición respecto de la ley: des- de entonces pudo reubicarse del lado de la ley, deviniendo aquel que detectaría la falsificación en los otros, lo que no le impedía para nada continuar las prácticas fe- tichistas y sexuales inscritas en su fantasía. Así, su nueva profesión era una sublima- ción lograda de su fetichismo, que coexistía con este 5 . Este caso llamó mi atención respecto del lazo entre el interés por la falsificación y el fetichismo. Pese a que un caso singular no es forzosamente universalizable, a veces enseña bastante más que muchas generalidades. Las marcas y su falsificación: reverso y anverso del capitalismo. La falsificación de marcas comenzó exactamente al mismo tiempo que la explosión del mercado de marcas a comienzos de los años ’80. Naomi Klein mostró que por aquella época, en los Estados Unidos, devenía más 4 Genevive Morel, La loi de la mère. Essai sur le sinthome sexuel (Paris: Anthropos, 2008), 292-305 5 Freud describió la derivación del fetichismo en una ocupación intelectual o filosófica (aquí jurídica). En las reencontradas Minutas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, más precisamente en la reunión del 24 de febrero de 1909, informa del caso de un fetichista de vestimentas que terminaba la relación con una mujer cada vez que la encontraba mal vestida. Este hombre devino un filósofo especulativo para el cual los nombres jugaban un rol importante. “En este paciente —dice Freud— algo semejante a lo que se había instalado en el dominio erótico llegó al dominio intelectual. Él desvió su interés por las cosas hacia las palabras que, por así decirlo, son los ropajes de las ideas; esto contribuyó a su interés por la filosofía”. Louis Rose, “Freud and Fetishism: previously Unpublished Minutes of the Vienna Psychoanalytic Society”, Psychoanal Q ., 57 (1988): 147-166

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