Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

La falsificación de marcas: ¿un fetichismo de masa? / Geneviève Morel – 153 La falsificación de marcas: ¿un fetichismo de masa? 1 Geneviève Morel La idea de relacionar el interés social por la falsificación 2 al fetichismo me vino de un hombre que analicé hace algunos años. Llamé a este analizante Héctor, en razón de su pasión por un estudio de David titulado “Academia de hombre”. El pintor puso un paño sangriento delante del sexo del héroe griego tendido en el suelo: aquel trapo ambiguo, el cual absorbe la mirada del espectador, tiene la función de un fe- tiche, ya que no se sabe si se trata de una herida en el sexo o de lo que la enmascara. En efecto, el fetiche, sustituto del falo materno, consiste para Freud en un objeto erigido como “monumento” 3 a la castración: la designa y, sin embargo, la reniega contradictoriamente. El fetiche vela la castración del Otro. Héctor era travesti (se disfrazaba de mujer en su casa frente al espejo) y homosexual. Pero era también fe- tichista desde su adolescencia: miembro de un grupo aficionado de baile folklórico, tenía la costumbre de confeccionar para cada bailarina su cofia en encaje acanalado, cuya forma fálica no admitía equívoco. Aquel saber-hacer venía de su linaje mater- no: su madre y su abuela eran costureras, dedicadas a la manufactura de calzoncillos para hombres. De niño, Héctor había aprendido la costura en el taller de estas y se confeccionaba disfraces femeninos pese a la desaprobación de su padre; luego, se puso a fabricar las mencionadas tocas de bailarinas. No obstante, su fetichismo se presentaba inacabado, en el sentido de que, pese a su anhelo y a su interés idealizado por las mujeres, este no le permitía tener relaciones sexuales con ellas, quienes le ate- rrorizaban como ha sido largamente descrito en la clínica del fetichismo. Su práctica sexual era homosexual y había comenzado a la edad de 6 años, en una carpa instalada en el jardín de su abuela donde él ofrecía dinero a niños pequeños a cambio de verlos desnudos. Homosexualidad y travestismo compartían, por lo tanto, un guion fan- tasioso común desde el origen: esconder un falo bajo un velo (vestido o carpa), con una mirada amenazante planeando sobre la escena (padre o abuela) que constituía el plus-de-goce. Héctor era ingeniero de patentes y terminaba con dificultades, durante su análi- sis, una formación de experto jurídico en falsificación. ¿Había alguna relación en- 1 Traducido del francés por Esteban Radiszcz. 2 [Nota del traductor] La palabra contrefaçon corresponde, según los contextos, a falsificación, imi- tación, copia, plagio. Se ha optado por traducirla sistemáticamente como falsificación en la medida que, en el campo de los productos mercantiles, el uso jurídico en español tiende a preferir este térmi- no, además de vincularse con la oposición verdadero/falso, frecuentemente usada en el texto. 3 Sigmund Freud, “Fetichismo”, en Obras Completas de Sigmund Freud, vol. 21 (1927; Buenos Aires: Amo- rrortu, 1992), 149.

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