Cirugía en medicina general: manual de enfermedades quirúrgicas

505 Capítulo 57 / Patología Aórtica por causa aórtica a largo plazo si se compara con sólo el manejo médico inicial (Nienaber, y otros, 2013). En el registro del IRAD, de 476 pacientes con DA aguda tipo B, se registró una mortalidad intrahospitalaria de un 29.3% (Cronenwett & Johnston, 2014). Tras una terapia endovascular efectiva, se describe una mortalidad menor de 10% y un riesgo de paraplejia menor de 3% (Vega y otros, 2014). SEGUIMIENTO La guía AHA 2010 recomienda, ante el hallazgo de una DA, lesión vascular traumática o ruptura aórtica, derivar de forma inmediata a un servicio de urgencia con cirujano vascular y equipamiento para un manejo efectivo (Cronenwett & Johnston, 2014). En cuanto al manejo médico, recomienda el control estricto de la presión arterial y dislipidemia, promover cese del hábito tabáquico y reducción del riesgo ateroesclerótico (Cronenwett & Johnston, 2014). Se recomienda, para el control de la presión arterial, objetivos menores de 140/90 mmHg y en diabetes mellitus y enfermedad renal crónica, de 130/80 mmHg, lo cual reduciría el riesgo de accidentes vasculares cerebrales, infarto agudo al miocardio, insuficiencia cardiaca y muerte cardiovascular (Cronenwett & Johnston, 2014). TC es el examen de elección para los controles tanto quirúr- gicos como médicos, ya que permite ver cambios tempranos y tardíos, como dilatación del diámetro aórtico, formación de aneurismas, hemorragias, entre otros. Se recomienda evaluar al primer, tercer, sexto y duodécimo mes, donde posteriormente los controles serían anuales en caso de no haber hallazgos (Vega y otros, 2014). CONCLUSIÓN En este capítulo se ha realizado una revisión general respecto a dos de las patologías aórticas más importante tanto por prevalencia como por riesgo de morbimortalidad: el AAA y la DA. Es frecuente que el médico general se enfrente al aneurisma como hallazgo, por lo que debe conocer los criterios de derivación al cirujano vascular así como su seguimiento. La rotura de un AAA tiene altísima mortalidad, por lo que requiere un elevado índice de sospecha en la atención de urgencia. El SAA es un cuadro que reviste morbimortalidad tanto en su fase aguda como en su fase crónica, lo cual requiere un seguimiento con imágenes, a largo plazo, de los pacientes que padecen esta patología. Con el advenimiento de las técnicas endovasculares aórticas, la indicación de manejo médico exclusivo en la DA tipo B se está modificando, teniendo actualmente la cirugía endovascular indicaciones para el manejo en etapas tempranas y tardías. Quizás en un futuro próximo, el manejo inicial de primera línea sea endovascular. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Cronenwett, J. L., & Johnston, K. W. (2014). Rutherford's Vascular Surgery, Eighth Edition (Octava edición ed.). Philadelphia: Elsevier. 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