Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 22 23 del estallido social y proponiendo miradas a futuro sobre la actividad creativa en el Chile que nos aguarda. En este capítulo tenemos textos en forma de diálogos, como el de Eleonora Coloma y Nuri Gutés, o el ejercicio de debate presentado por Rolando Cori, junto con opiniones de distintas veredas de la Universidad, como el de Antonia Castillo, dirigenta estudian- til de la Facultad de Artes. Desear el presente, vivir el futuro El futuro imaginado para algunos se acercó al presente: en abril 2020 se realizará el plebiscito que permitirá el cambio de la Constitución de 1980, elaborada en Dictadura por un reducido grupo de juristas fieles al régimen cívico-militar. La participación masiva de la población en ese proceso será un triunfo de la movilización social de octubre. Los cambios en mayor o menor medida comenzaron y el proceso de transformacio- nes dependerá de múltiples factores. De igual manera, los retazos de un futuro distópico también se insinuaron, aquel donde reinaba el descon- trol, las lógicas de abuso y represión de los territorios sin Estado, de las instituciones de poder sin legitimidad. Este escenario imaginario, donde chocan visiones contrapuestas pero simultáneas, configuran el derrotero de un proceso que obliga a posicionarse en un entramado cuya correla- ción de fuerzas, tanto a nivel político como cultural, podrían determinar el sino de un país cuya capacidad de soñar le ha sido arrebatada una y otra vez. La Universidad de Chile, al igual que las principales instituciones del país, también ha sido parte del proceso de reflexión sobre los cambios que deben implementarse en nuestra sociedad. En cuanto a la creación artística, el movimiento social obliga a preguntarnos sobre la relevancia que adquiere nuestra vinculación con espacios y organizaciones comu- nitarias; nos invita a seguir profundizando las transformaciones en curso respecto de la equidad interna, la igualdad de trato respecto de todos y todas las integrantes de su comunidad. Nos obliga a mirarnos a nosotros mismos, a buscar las contradicciones y paradojas que delinean nuestra organización social; nuestro lugar en un mundo cambiante, donde lo perpetuo pareciera ser siempre fugaz y la Historia transcurre intempes- tivamente, envolviéndonos en un manto de tensa incertidumbre. En esta confluencia existencial, la imaginación creativa demanda un sitial cuyas expresiones artísticas son el verbo de su tenacidad. i n t r o d u c c i ó n La creación artística es más necesaria que nunca. Fue la comunidad ar- tística la primera en reaccionar ante el nombramiento de un ministro de cultura que había cuestionado la relevancia del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Fueron las integrantes del colectivo Lastesis quienes con su trabajo de tiempo atrás supieron, a través de su propues- ta artística y reflexiva, crear un himno combativo para las mujeres de Chi- le, el cual ha logrado reverberar a nivel mundial con “Un violador en tu camino”. Fue el Núcleo Arte, Política y Comunidad, integrado por acadé- micos, egresados, artistas de la Universidad de Chile y externos quienes trabajaron en años recientes en el proyecto “Comisión Ortúzar, acciones en torno al legado de una/la refundación” el cual generó intervenciones en el espacio público, una obra o instalación escénica y diversas instan- cias de debate, reflexión y acción en torno a la Constitución de 1980, su permanencia y su relevancia para sostener el modelo de sociedad que tiene a Chile tan indignado. Han sido las y los realizadores audiovisuales quienes a través de sus personajes, sujetos indignados y marginalizados de los sueños que les fueron prometidos, han situado un pensamiento crítico en torno a quienes somos cuando nos enfrentamos a la alteridad. Ha sido la comunidad artística, visual y medial, quienes, a través de pro- puestas curatoriales levantadas gracias al músculo que entrega la cola- boración generosa, han posicionado discursos críticos que interpelan al poder, a la vez que desdibujan las convenciones de sus lenguajes. Han sido las intérpretes y compositoras musicales, muchas de ellas trabajan- do en escuelas e instituciones públicas, quienes inspiran a imaginar el mundo a través de la vibración de sonidos que auguran otros futuros. Si algo ha demostrado la movilización popular y ciudadana, es que la potencialidad de la imaginación reside en la fuerza de lo comunitario. Las artes, y las prácticas creativas generan espacios que construyen co- munidades, que inducen a tener miradas críticas sobre la realidad, que aúnan voluntades políticas desde lo lúdico, lo experimental, lo provoca- tivo, lo explosivo y lo afectivo. Su condición de posibilidad es tanto pre- gunta como respuesta; es documento, testimonio y manifiesto; fortaleza y fragilidad. Es la presencia de lo ausente que nos recuerda el sentido de nuestra lucha: la que se ha tomado la imaginación creativa del presente como bandera de un mundo mejor. // fernando gaspar, guillermo jarpa l o s f u t u r o s d e l a r t e

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