Los Futuros Imaginados

l o s f u t u r o s i m a g i n a d o s 18 19 primeros días post 18/10 bien podrían resumirse bajo los conceptos de desconcierto y angustia. No obstante, frente a esta situación, la sociedad civil y las comunidades organizadas de distintos campos del mundo cul- tural y político, poco a poco comenzaron a organizarse bajo el llamado de la auto-gestión, levantando espacios de discusión y articulación bajo la forma de asamblea, cabildo u otra metodología de reunión, con la perspectiva de discutir las demandas sociales, canalizar el descontento y avanzar hacia propuestas concretas emanadas desde la ciudadanía. Es- tas experiencias permitieron reforzar una de las demandas centrales del movimiento: avanzar hacia la realización de una Asamblea Constituyente, que cambie la Constitución del año 1980 realizada en plena Dictadura y a la cual se atribuyen las causas de los problemas centrales identificados por el movimiento social. Durante esos primeros días de movilizaciones públicas, se constataba la magnitud de los rezagos sociales, de los conflictos medioambientales, de las deudas históricas con los pueblos originarios, de las precarias condiciones de muchas y muchos chilenos. En esas primeras horas, los eventos se desarrollan vertiginosamente y la extrema violencia trastoca la vida en las principales capitales regionales imponiéndose el control de los toques de queda o el decreto de “estados de emergencia” por parte de las autoridades políticas. Como nunca cobra sentido un absurdo léxico: entramos en un verdadero periodo de emergencia de un cau- dal inagotable de demandas, de prácticas represivas, de crisis política y de legitimidad transversales, comenzando por la autoridad máxima, de expresiones ciudadanas, de creaciones emergentes, de expresiones urbanas. Las instituciones, ¿a caso todas?, eran sometidas a un juicio lapidario por parte de la inmensa mayoría de la población. El arte acompaña y expresa su vitalidad desde muchos espacios de re- sistencia. Desde la tarde misma del 18 de octubre, resurgen sonoridades de protestas que abren una rica memoria de gritos, cánticos y proclamas que travestidos o evidentes, se utilizan en distintas acciones sociales. Los Prisioneros, Víctor Jara, Inti-Illimani y un largo etcétera volvieron a sonar una y otra vez en marchas, reuniones, encuentros, eventos y esta vez no reproduciéndose en Spotify o Youtube, desde los celulares o las tabletas, los computadores o los autos. Caceroleos de fondo, con las puertas cerradas de los museos, se conso- lidan y diversifican lugares del arte como la intervención urbana, el con- i n t r o d u c c i ó n cierto masivo improvisado (se trate de anónimos desde un balcón frente al Parque Forestal, como de artistas desde las escaleras de la Biblioteca Nacional entonando “El baile de los que sobran”, uno de los himnos de Los Prisioneros de la banda sonora del octubre chileno) y claro, el eterno retorno del arte contemporáneo a la performance, la cual tiene expre- siones muy vigorosas como el trabajo de colectivos feministas como la Yeguada Latinoamericana y Lastesis. El baile tradicional, la lógica del pa- sacalle, la murga, la procesión, se reivindican, se recuperan y resignifican de la cultura tradicional que lucha por reposicionarse desde hace unos años para superar la caricatura del huaso chileno y el ataque del modelo neoliberal a la pluridentidad que recorre el territorio. Resulta alentador constatar que en el proceso de movilización social, la ciudadanía se mostró muy activa, deseosa de participar políticamente fuera de los límites de los partidos o las instituciones. Fue a partir de este ánimo, que nos propusimos realizar una publicación que diera es- pacio a las y los creadores que participaron en el Foro 2019 (o en edicio- nes anteriores), a desplegar su mirada en torno a lo que ocurría en Chile y los sentidos que cobraba el arte. La invitación era a expresarse a través de las palabras o imágenes, si no habían podido mostrar su trabajo al público; a complementar la exhibición de sus obras o ponencias con tex- tos críticos, que interpelaran desde sus reflexiones y prácticas artísticas el álgido momento histórico que se vivía, y se sigue viviendo en Chile. En ese sentido, nos pareció necesario reunir en un texto un conjunto de reflexiones y expresiones, tanto teóricas como artísticas y de opinión, so- bre el estatuto del arte en tiempos de crisis social, con una mirada crítica que articule un pensamiento colectivo desde la universidad. En la misma línea, buscamos hacer una publicación que permitiera dejar registro tex- tual y visual de las experiencias artísticas y las reflexiones teóricas, que le han dado forma y fondo al Foro de las Artes durante su devenir. En esa perspectiva, el estallido social impulsó una reflexión impostergable que cuestiona y tensa los argumentos y preceptos sobre la función social del arte, a la luz de un proceso histórico de movilización que atestigua nuevas definiciones en torno al estatuto ontológico y epistemológico de lo artístico: nuevos modos de comprensión, producción y difusión de la creación artística, con sentido público. Esto acompañado de la genera- ción de nuevas formas críticas, que imaginen las posibilidades del futuro desde la eclosión. // fernando gaspar, guillermo jarpa l o s f u t u r o s d e l a r t e

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=