Desafíos emergentes de la modernización del Estado : reflexiones y casos de América Latina y Europa

Javier Fuenzalida | Pablo González ( Editores ) 30 las barreras de defensa. Los fallos activos suelen ser actos peligrosos o imprudentes realizados por personas, que desencadenan el accidente que estaba agazapado en las condiciones latentes. Puede tratarse de errores involuntarios o de infracciones volun- tarias, y generalmente ocurren en las operaciones de primera línea. Las condiciones latentes son el resultado no deseado de decisiones estratégicas, y de otras decisiones adoptadas por los reguladores, los fabricantes, los diseñadores y los gerentes 4 . Los fallos activos pueden provocar un evento único, pero las condiciones latentes pueden estar en el origen de un sinnúmero de eventos diferentes. Los fallos activos y las condiciones latentes son indisociables de la actividad re- gulada, y los riesgos que acarrean solo se pueden eliminar prohibiendo la actividad (Hopkins & Hale, 2002). Por lo tanto, la regulación no intenta erradicar los riesgos (Guilhou & Lagadec, 2002), sino encontrar un nivel de riesgos aceptable que haga posible manejarlos (Hutter, 2002). Por ello, la noción de riesgo, más allá de cuáles son las especificaciones técnicas, es siempre socialmente situada (Douglas, 1985). La noción de riesgo aceptable se vincula más con las ideas políticas y culturales acerca del futuro que distintos actores sociales poseen, que con la naturaleza pro- babilística de los riesgos. Lo que se espera de la regulación comprende más que lo técnicamente posible, ya que se vincula con las expectativas de los actores sociales involucrados y su propia definición del riesgo aceptable. Adicionalmente, en el caso analizado, es preciso tener en cuenta tres cuestiones relativas a la organización de los espectáculos públicos. En primer lugar, se trata de una actividad de servicios en la que el comportamiento de los destinatarios es tan importante como el de los prestadores. En otros términos, su comportamiento es determinante para la seguridad y, por lo tanto, las políticas y sistemas deben di- mensionarse en función de las características propias de cada público 5 . En segundo lugar, en este tipo de actividades es indisociable la seguridad en el desarrollo de la actividad (la seguridad operacional) y la seguridad exterior ( security ), lo cual plantea necesidades de coordinación entre diferentes lógicas y actores a cargo de ellas. En tercer lugar, la prevención no se limita al desarrollo de los espectáculos, también debe contemplar la gestión de la emergencia, que involucra lógicas y actores adicio- nales, o los mismos bajo circunstancias diferentes. 4 Las condiciones latentes no son solo producto de malas decisiones. A veces, las decisiones origi- nales se basan en razones bien fundamentadas, pero cuyos efectos no pueden ser anticipados. A menudo las consecuencias de dichas decisiones están tan alejadas en el tiempo de sus causas que es muy difícil vincularlas. 5 Bastará el siguiente ejemplo: no es similar el comportamiento de un espectador de ópera que el de un concierto de rock , aunque se trate en ciertos casos de las mismas personas.

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