Un mapa por completar : la joven poesía chilena

17 EL PESO DE UNA TRADICION Resulta un lugar común decir que "Chile-es-un-país-de-poetas", frase que desmiente al español Marcelino Menéndez Pelayo que ne gó valor a la poesía chilena, error rebatido, entre otros, por los dos Premios Nobel, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Con curiosa humorada, con buena fe o sin ella, más de alguna vez se ha reclamado que ante la escasez de productos de expor­ tación se promueva la difusión de la lírica en el extranjero por considerarse un envío rentable. Si, irónicamente, unos se pronunciaban contra las dificultades que encuentra el poeta pa ra hacerse oír, todos parecían olvidar que consideraban a la poesía como una mercadería más sujeta, por lo tanto, a las leyes de la oferta y la demanda y a los vaivenes del mercado. Sin em b a r g o , tal propuesta no hubiera podido hacerse en el siglo pasa do marcado por la presencia narrativa de Alberto Blest Gana (1 830-1920). Algunos han dicho que Chile fue inventado por un poema "...por que la tierra es tan remota y apartada y la postrera que los es pañoles han pisado por la parte del Perú, que no se puede tener de ella casi n o t i c i a . .."(13) según el soldado-poeta español,don Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594), que intentó alzarse con tra esta lejanía, sinónimo de desconocimiento y olvido, nombran do a los habitantes y sus costumbres y el paisaje y la reali - dad de la "fértil provincia y señalada" de esa época en La A - raucana que apareció entre 1569 y 1589. Este principio (poét_i co) llenó de gozo a más de un europeizante que consideró que, al igual que en algunas naciones del Viejo Mundo, Chile también poseía un poema épico inaugural, pero yendo a lo más serio qui- (13) La Araucana. Buenos Aires-Santiago, Editorial Francisco de Aguirre S.A.,(1977) (Colección Reino de Chile, 6), p.XXXIX.

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