Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

62 comprendan el porqué de lo que se les solicita y no “obedezcan órdenes”, reduciendo el desarrollo del lenguaje y del pensamiento. Es así como una parte importante para la definición de las buenas prácticas es el nivel de participación con el que se planteen. Si se establece acuerdo entre dos partes o se dan soluciones similares a ciertas situaciones, la práctica puede considerarse válida. Por último, se presenta el criterio de la contextualización, que se explica a partir de las relaciones que se establecen entre sus elementos: “el contexto influye enormemente en las buenas prácticas y, al mismo tiempo, éstas contribuyen a circunscribir y definir -pero también a modificar y cambiar- el propio contexto” (Quinto 2010: 27). Todos estos criterios son aplicables solo circunstancialmente y deben ser reevaluados, considerando los objetivos iniciales y emergentes del proceso educativo. Educadores(as) pioneros(as) de la educación inicial aportaron ciertas especificidades con respecto al quehacer del educador, por ejemplo, Montessori señala que los materiales que se deben poner a disposición de los niños y niñas “deben estar científicamente diseñados”. Decroly hacía énfasis en que los niños y niñas debían tener experiencias relacionadas con el entorno, que los materiales deben ser realizados con los pequeños, según las hermanas Agazzi, promoviendo el uso y aprovechamiento de los recursos. Por otra parte, desde los inicios de la Educación Inicial con Federico Fröebel hasta hoy en día, se valora y promueve el juego como la actividad central de los niños y niñas. Se trata de un juego que, bien planificado y entendido, fomenta el aprendizaje a través del descubrimiento que hace el niño y en el que alcanza por sí mismo nuevos conocimientos. En este sentido, Goldschmied (2005) acuña el término “juego heurístico”, donde destaca la gran importancia de este tipo de actividad exploradora espontánea y le da la relevancia y dignidad que merece el autodescubrimiento de parte del niño yniña. Se relaciona bastante con loque planteaPikler, quien estudió los movimientos de los niños y niñas en los años 70 y aportó con su investigación al respeto a su desarrollo, haciendo énfasis en considerarlo como personas y en favorecer su desarrollo autónomo. Esta doctora señalaba: “el perjuicio causado por las posturas impuestas no se limita al desarrollo de su motricidad, sino que también influye desfavorablemente en su desarrollo psíquico, en el desarrollo de su personalidad” (Pikler 1985: 15). Así, el desarrollo motor se produce de manera espontánea, mediante su

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