Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

39 fundamental en el desarrollo evolutivo (Linaza 2009) y, por lo tanto, se deben garantizar los tiempos y espacios para que este se desenvuelva en plenitud (Comité de los Derechos del Niño 2013). Por una parte, se argumenta que la justicia implica identificar las necesidades mínimas que permiten a los sujetos desarrollarse y participar satisfactoriamente en el mundo social sin ver afectados sus intereses vitales (González 2008). Por otra parte, se plantea que los aprendizajes iniciales como la lectura, la escritura, la expresión oral y las actitudes básicas para aprender -las que se activan en la infancia mediante el juego- son necesarios para que los seres humanos puedan desarrollar plenamente sus capacidades, mejorar la calidad de su vida y tomar decisiones fundamentadas (UNESCO 1990). Asimismo, salud física y autonomía serían las necesidades universales y, por tanto, condiciones indispensables para que niñas y niños puedan desarrollarse física, psicológica y socialmente. Como parte de la autonomía, la participación y el juego se definen como satisfactores primarios (Ochaita y Espinosa 2012). La participación, por un lado, implica un proceso permanente de intercambio de información y diálogo entre adultos y niños sobre la base del respeto mutuo en el que aprenden la manera en que sus opiniones y las de los adultos se tienen en cuenta y, por tanto, un instrumento para estimular el desarrollo de su personalidad y la evolución de su facultad para formarse una opinión libre sobre todos los asuntos que les afectan [Comité de los Derechos del Niño 2009). Además, en estas actividades los niños desarrollan sus facultades mentales mediante un protagonismo activo que conlleva la asunción de responsabilidades y la realización de contribuciones (Lansdown 2005). Por otra parte, las oportunidades de participar en juegos iniciados por ellosmismos potencian la actividad física y la inmersión en la vida cultural enriquece la interacción lúdica con nuevas ideas, papeles y experiencias, lo que le ayuda a construir su posición social en el mundo (Comité de los Derechos del Niño 2013). Se ha observado, por ejemplo, que al interactuar con sus pares los niños crean su propio lenguaje, mundos secretos, fantasías y otros conocimientos culturales. Por una parte, los niños reproducen, transforman, crean y transmiten la cultura a través de su propio juego en diferentes formas: canciones, danzas, cuentos y dibujos (Bruner 1986). En segundo lugar, los juegos de simulación ponen en acción escenarios narrativos que requieren

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