Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

243 desarrollo de los niños y niñas. Lo importante es que las familias se sientan protagonistas, acogidas, importantes, escuchadas, respetadas y valoradas. La concepción de la educación parvularia como un saber que apoya y complementa la labor educativa de las familias es un paradigma, señala Peralta (2002). Desde los inicios de este nivel educativo, sus precursores le dieron importancia a la labor educativa de las familias, valorando y destacando el rol insustituible de estas. Así, por ejemplo, Comenio ya en 1630 señaló: “Vamos a ver ahora a quien le incumben los cuidados. Corresponden naturalmente a los padres” (en Peralta 2002: 140). También trabajó en conjunto con las familias Pestalozzi (1732), ejemplo de ello son sus obras “Cómo Gertrudis educa a sus Hijos” (1801) y “El Libro de las Madres” (1803). Señaló: “El hogar doméstico es un lugar sagrado, allí aprendemos a conocernos, a comprendernos” (en Peralta 2002: 140). También Fröebel (1839) en forma permanente y concreta valoró el aporte de las familias, lo que se refleja en su texto “Cantos a la Madre” (1844) donde orientaba a estas a hacer juegos y cantarles a sus hijos, reconociendo la importancia de esta relación vincular. Evidentemente para la época, la madre era la figura que en especial desempeñaba el rol de educadora. Al pasar de los años se ha continuado danto valor al trabajo de las familias y especialmente tratando de involucrar al varón y otras personas que componen el grupo familiar diverso, como son la gama de tipos de familias que coexisten hoy en día. Sin embargo, como se señaló en párrafos anteriores, que los adultos familiares se involucren en la educación formal de sus hijos depende también de los educadores a cargo de los grupos de niños y niñas y centros educativos, por lo que se tiene que hacer partícipes a ellos para que se sientan parte del proceso educativo, fomentado su participación activa y no, como es frecuente, sean solo receptores de información, participando ocasional y puntalmente (Calvo et al. 2016). Ante la calidad de la educación en la primera infancia, diversos estudios (Darder 1990, Pascal 1994, Penn 1995, Zabalza 1996, 2008, Fujimoto 2001, Didonet 2002, Myers 2007, UNICEF 2008, Peralta 2008, NAYEC 2009) han señalado que hay criterios o características importantes al hablar de la calidad en la educación infantil, siendo la participación de los adultos familiares de relevancia.

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