Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

191 que implica aprender a mirar cuidadosamente y sin pre-juicios, ya que a través de ella puede ser una fuente valiosa para conocer a los niños y niñas, las interacciones que se dan en el aula, así como los ambientes de aprendizaje. David Altimir señala: “Creer en una imagen de niño y niña capaz, potente, protagonista de sus aprendizajes requiere -casi exige- crear contextos donde sean posibles espacios de observación, para comprender cómo construyen los niños y niñas este conocimiento” (Sensat 2012: 15). Cómo aprenden y cómo se desarrollan. A lo largo de los años la observación ha cobrado importancia y muchas veces se le ha visto como parte de la evaluación, pero hay diferencias entre ellas. La primera requiere una examinación cuidadosa, de una focalización, una selección de lo que nos interesa. La evaluación, en cambio, comprende un análisis de lo observado para poder tomar decisiones. Para la profesora Himmel (1999), la evaluación es un proceso que lleva a emitir un juicio respecto de uno o más atributos de algo o alguien fundamentado en información obtenida, procesada y analizada correctamente y contrastada con un referente claramente establecido, sustentado en un marco de referencia valórico y consistente con él, que está encaminado a mejorar los procesos educacionales y que produce efectos educativos en sus participantes, para lo que se apoya en el diálogo y la comprensión. En tal sentido, la observación está al servicio de la evaluación, es un acto de conocimiento, pero no un conocimiento abstracto, se trata de “una emoción del conocimiento que contiene toda nuestra subjetividad, expectativas, aquello que esperamos que pase, nuestras hipótesis y nuestras teorías de referencia, en las cuales nosotros también estamos reflejados” (Davoli 2011:16), ya que depende de nuestro punto de vista, de nuestras preguntas previas y de nuestros imaginarios. Tal como pasa en la investigación científica, tenemos ciertas hipótesis o supuestos. Al respecto se puede afirmar que la evaluación siempre va a partir de una indagación de algo que interesa, y para ello es fundamental la observación, sin embargo, no se puede quedar en esta etapa del proceso. Ello es solo el punto de partida, se requiere de un acto sistemático en el cual nos detengamos, se analice lo observado produciendo conocimiento, compartiéndolo con la comunidad educativa, especialmente con otros profesionales y técnicos que participan en el proyecto educativo, y con la familia, de tal manera de tomar decisiones que retroalimenten el proceso educativo.

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