Planificacion y evaluacion para los aprendizajes en educación infantil desde un enfoque de derechos

184 con el fin a producir modificaciones en la conducta de los alumnos mediante la instrucción. De la mano con el desarrollo tecnológico del currículum, la evaluación fue considerada como el mecanismo que permitía comprobar el grado de consecución de los objetivos propuestos” (2003: 4). Un tercer momento, después de los años 50, es caracterizado por el enjuiciamiento, es decir, se juzga lo observado o evidenciado. Un cuarto período se puede indicar como nuevos enfoques o tendencias en la evaluación. Esta propone que la evaluación está orientada a dos niveles: “Hacia los alumnos y hacia la toma de decisionessobreelprogramaoelmétodoyevaluaciónentendidacomo valoración del cambio ocurrido en el alumno como consecuencia de una acción educativa sistemática” (Castillo y Cabrerizo 2003: 5). En los años 70 se asocia a investigación y control. El quinto período propone la proliferación de modelos. Estos se asocian a dos grandes paradigmas evaluativos: la evaluación cuantitativa y la evaluación cualitativa. Si bien estos dos paradigmas difieren entre sí, coexisten en hechos actuales, debido a que no existe una sola manera de evaluar, sino que múltiples y asociadas a los dos paradigmas. La evaluación constructivista como tendencia evaluativa ha tomado auge en los últimos años, especialmente en la evaluación de proyectos sociales y en el ámbito educativo y curricular. Destaca la importancia de detenerse en el proceso más que en el producto (Mora 2014). En cuanto a la definición de evaluación, hay diferentes concepciones según el tiempo y el sustento paradigmático. Cronbach (1963) propone la evaluación como la recogida y uso de la información para tomar decisiones sobre un programa educativo. Posteriormente, Schuman consideraba que “evaluar es emitir juicios de valor” (en Castillo y Cabrerizo 2003: 6) y Stufflebeam postulaba que evaluar es el proceso de planear, recoger y obtener información utilizable para tomar decisiones alternativas. Años más tarde, Casanova entendía la evaluación como: “Un proceso sistemático y riguroso de recogida de datos, incorporando al proceso educativo desde su comienzo de manera que sea posible disponer de información continua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con respecto a ella y tomar las decisiones adecuadas para proseguir la actividad educativa, mejorándola progresivamente” (Castillo y Cabrerizo 2003: 6).

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