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el primero se refiere a la pérdida de sí en el contenido infinito del alma recién
mencionado, y el segundo a la visión limitada de hombres y épocas, en la que se
aproxima a ellos con fórmulas y esquemas prefijados a los que han de adecuarse
a como dé lugar
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.
4. La imagen de mundo metafísica
Si en las esferas previas de imágenes de mundo se trataba de realidades parcia-
les, primero, del ámbito de lo sénsoro-espacio-temporal y, segundo, del ámbito
de lo anímico-cultural, ahora se trata de lo omnicomprensivo, del todo, de lo
absoluto; aunque más bien cabría hablar aquí de totalidades, en plural, pues lo
que se busca son las diversas caras que puede tomar eso total para hombres,
culturas y épocas.
Cuesta caracterizar eso que es visto, vivido o presentido en las imágenes de
mundo metafísicas; y es que hacerlo sería delimitar la esencia de lo absoluto,
enumerar las propiedades que debería tener toda forma que pudiera tomar. A
veces lo absoluto es tomado como aquello que todo lo penetra y mueve, pero
que no lo es todo, no es, por ejemplo, lo movido, lo vivificado, sino lo interior
oculto; suele levantarse la oposición entre lo auténticamente real y lo inferior,
lo originario y lo derivado; de modo que ni siquiera decir lo “omnicomprensivo”
basta para hacernos una idea fija de lo que se entienda por absoluto en las imá-
genes metafísicas.
Sólo cabe, pues, al parecer, la caracterización de las totalidades, el tratamiento
de los aspectos bajo los cuales algo último entra en la vida de los hombres; qué
sea eso último o, más bien, qué tenga que ser, eso deberá ser objeto de otra
reflexión.
Jaspers ensaya una tipología de imágenes de mundo metafísicas desde tres pun-
tos de vista: el primero las trata independientemente de las otras esferas de
imágenes, como totalidades aisladas; el segundo las ve en cuanto a su contenido
y en su vinculación con las demás imágenes; el tercero trata sobre imágenes
filosóficas típicas vistas desde los presocráticos.
En el primer caso, nos encontramos con una especie de narración en la que se
nos hace ver el desarrollo que puede tener la visión metafísica del mundo. Se
comienza hablando de una vivencia que en lo inmediato vive lo que no es inme-
diato, que en todo vive el todo, que se siente inmersa en la totalidad, inmanente
a ella, no lejana, no en la separación del más allá y el más acá.
«Lo absoluto está presente en todo y lo penetra todo. Lo absoluto no
65 Ejemplos de esto pueden ser las leyes del auge y decadencia de los pueblos o los
caracteres inmutables del hombre. Como “grandioso representante” del historicismo
se nombra a Hegel.