Palabra dicha: estudios sobre género, identidades, mestizaje

un sentido pa1tjcular. La 1nis1na idea de la " limpieza" del texto se ilumina desde la arcajca mirada femenina que encuentra el polvo, lo sucio, el " ripio", en el rincón más inusual. Desde la ópticade esta autora, co1no a las. mujeres no se les pide que escriban, el síntoma de lo literario se incubaría en su plática o en las tareas domésticas; pero basicamente se plasmaría en sus hijos: así surgirían obras finnadas por ho1nbres, pero "escritas" por mujeres. YTa1nbiénesa incubación se anidaría en algunos registros femeninos como el diario íntimo, las cartas, las libretas con recetas de cocina, etc. Esta jdea estaría presente en Virginia Woolf cuando dice: "Si somos mujeres el contacto con el pasado se hace a través de nuestras madres, es inútil que acudainos a los grandes escritores varones en busca de ayuda" (citado por la autora:82). Desde su exploración Kan1enszain concluirá: " ...en el contacto con la n1adre es donde se desam1a la frase. Su pomposidad muere con la plática, su pesadez con el cuchicheo, suamplitud con el silencio. Lugar de marginalidad y desprestigio donde la madre se comunica con su hija; allí sedimenta y crece, como una telaraña, el inmenso texto esc1ito por mujeres" (82). La de-generación latinoamericana Es sabido que en nuestro continente la oralidad está más extendida que la textualidad, así como el rito posee más vigencia que el logos (Morandé); la tradición oral es aún fuente de constituciónde identidades, y los rumores forman parte de las sanciones sociales co1nunita1ias (Lagarde). Si aceptamos los planteamientos ya enunciados, podemos colegir que en el universo latinoamericano, culturalmente, reina el principio de lo materno, el principio de lo femenino, en tanto representación de la cadena infinita de la transmisión oral. La tradición antropológica de nuestro continente, desde muy antiguo fijó sus ojos en la oralidad, en los discursos de los sujetos, como clave para comprenderlos en sus diferencias. Con el paso del tiempo la profusiónde historias de vida, de autobiografías y biografias, dieron paso al nacimiento de una producción escritura! específica: me refiero a los testimonios (que algunos definen como un género Literario).Rigobe1taMenchúenGuatemala,Domitila Chtu1gará en Bol ivia, Rachel en Cuba, los hijos de Sánchez, en México, entre otros textos clásicos. La oralidad transformada en escritura, en este caso, sugiere varias imágenes. En pruner lugar, se hace visible un habla marginal , una particula1idad, que casi siempre coincide con un sujeto femenino que cuenta su vida; sujeto pe1teneciente a una clase o a una etniasubordinada. Por otro lado, surge la memo1ia, la historia que se urde en el cotidiando de los no- héroes (las no heroínas), la historia que se transmite fuera de los discursos oficiales. Por último, 190

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