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e dijo: ‘Esta cueca tiene que
enseñarse en las Escuelas
de Temporada’. Yo le repli-
qué: ‘¿Pero cómo, si yo no
sé lo que hago?’. ‘No im-
porta -me dijo- usted tiene
algo de los campos, así que va allá, se
para, enseña lo que puede y aprende’”.
Así relató Margot Loyola cómo fue
el propio Rector Juvenal Hernández
quien la invitó, un día al verla bailar
cueca, a integrarse a las Escuelas de
Temporada. “Me inicié como maestra
de estos cursos que tuvieron un éxito
extraordinario en 1949”, relató la fol-
clorista en una entrevista a la Revista
Musical Chilena en 1995.
En la historia de la cultura popular, el
paso de Margot Loyola por las distintas
regiones del país marca un antes y un
después en la forma de hacer folclore.
Hacia 1953 se formó el Conjunto de
Alumnos de Margot Loyola, que se di-
solvió en 1955 tras una gira por Brasil.
Parte de sus integrantes se reagrupó lue-
go, adoptando el nombre Cuncumén.
“En sus primeros tiempos, Cuncumén
sólo hacía repertorio entregado por
Matilde Baeza y por mí. Con ellos se
impone la modalidad de cantar en coro
las cosas que tradicionalmente eran
interpretadas por solistas, dúos o tríos.
Fue una de las consecuencias de aque-
llas Escuelas de Temporada”, recorda-
ba tiempo después la cantora y Premio
Nacional de Arte.
Margot Loyola reconocía que el surgi-
miento de los conjuntos folclóricos de
aquellas caracaterísticas tuvo que ver
con la gran cantidad de estudiantes que
recibía en sus clases: “Hasta 300 alum-
nos llegamos a tener. ¡La locura! Cuan-
do terminaban, tenía que presentar a
mis alumnos mostrando lo que habían
aprendido. Era tanta la gente y tan poco
el tiempo de presentación, que surgió
la idea de hacerlas cantar en coro. Esta
forma coral de cantar tonadas y cuecas,
pronto se generalizó en todo Chile con
la labor de los conjuntos folclóricos”.
Tras los largos años de la censura cultural
que instauró la dictadura militar, recién
en el año 2013, bajo la Vicerrectoría
de Extensión de Sonia Montecino, la
Universidad de Chile volvió a impulsar
las Escuelas de Temporada, realizando
exitosas versiones de verano e invierno
en Santiago. Pero no fue hasta enero de
2015 cuando, por iniciativa de la actual
Vicerrectora de Extensión y Comuni-
caciones, Faride Zeran, en la ciudad de
Coyhaique se reinauguraron, tras de más
de 40 años, las Escuelas en regiones.
Para 2016 la Escuela de Verano llegará
a la región de Magallanes, con activi-
dades en Punta Arenas, Puerto Natales
y Porvenir. Así, la misión de la Univer-
sidad de Chile ante estos desafíos, que
son de toda la comunidad universitaria,
retoma un mandato simbólico y mate-
rial que implica construir conocimien-
to con la comunidad y buscar aliados
que promuevan la responsabilidad del
Estado con la vida republicana.
De esta forma se rescata uno de los
más importantes legados de Amanda
Labarca, primera latinoamericana en
ejercer una cátedra universitaria y ges-
tora de un proyecto que entregaría una
oferta educativa abierta a todo públi-
co y en las diversas regiones del país,
convirtiéndose en vanguardia entre las
universidades americanas y un sello
fundamental de la U. de Chile.
CURSOS DE VANGUARDIA
DESDE 1936
“A una mujer de superior inteligencia
y de inquebrantable voluntad para
crear, que se llama Amanda Labar-
“M