Palabra Pública N°26 2022 - Universidad de Chile

cine la vocación subversiva a través del abordaje del mito, el emblema, el sacrificio; una suerte de mímesis salvaje. Reflexionando en retrospectiva: es posible que la obra de Vicente Ruiz sea la que lleva el principio de la performance (cultivada, por ejemplo, por el CADA) ha- cia una dimensión abiertamente teatral, musical y coreo- gráfica; entendida como un vórtice que debe impactar y transformar el cuerpo y la mente de quienes comparten esta escena ( performers y espectadores), pero también proyectarse hacia el espacio público y la sociedad. En respuesta a ello, la performance reúne los cuerpos, los mueve, los lleva a estados alterados, activando una me- moria propia de los sentidos. Una experiencia común, imbricada, donde espectadores y performers cohabitan el espacio-tiempo para presenciar algo irrepetible. Pero remarquemos algunos puntos relevantes del documental. Por un lado, el aprendizaje de Ruiz de dos maestros: Óscar Estuardo (de quien absorbe todo lo que le interesa del teatro moderno) y Verónica Ur- zúa (quien lo invita a bailar y con quien descubre el lenguaje contemporáneo de la danza). La historia es, en parte, también el desarrollo progresivo de esta búsqueda artística, queriendo romper las barreras de lo público y lo privado. Ahí donde amistades, amo- res, complicidades podían cruzarse, herirse y, a pesar de todo ello, exponerse en cuanto cuerpos frágiles. Temas como la homosexualidad —que fundaba un nuevo sentimiento contracultural en el período—, la desigualdad de género, Colonia Dignidad, el des- tino individualista del capitalismo o el rol del artista recorren parte de este trabajo. De ahí que se avizore un momento posterior, ya en democracia —luego de un retiro de un par de años— que para Ruiz son el verdadero fin de la década del ochenta. Me refiero a la icónica acción Por la cruz y la bandera (1992), que le valdrá portadas de diarios y una exposición mediática inusitada bajo el “escándalo” de una Pa- tricia Rivadeneira que bajaba de la cruz desnuda con una bandera chilena. Una metáfora antimartirológi- IVÁN PINTO VEAS Crítico de cine, investigador y docente. Editor de la revista La Fuga.cl. Investigador posdoctoral en FCEI, Universidad de Chile Vicente Ruiz: A tiempo real Chile, 2022 63 minutos Directores: Matías Cardone y Julio Jorquera Productora: Invercine ca que jugaba transgresivamente con dos signos aún “sacros” en pleno inicio de la transición. Me quedan cosas en el tintero: la presencia que se le da a El Trolley, espacio que se transformó en escenario de las noches de dictadura y en el que hubo una búsque- da de nuevas experiencias, pero también de nuevos luga- res de la ciudad de Santiago, los que fueron moviéndose hacia el centro y la periferia. O el lugar del punk y la es- tética new wave en piezas como Medea o Antígona , pero en una versión sudaca, local; desde la música de Carlos Cabezas hasta Los Pinochet Boys. Hacia el final, vemos en proyección al Ruiz actual, que no ha parado de traba- jar y pensar sobre su propio quehacer hoy, con los años encima y con una reflexión sobre el destino —¿incom- pleto?, ¿interrumpido?, ¿absorbido?— de su generación. Vicente Ruiz: A tiempo real es un documental que refresca el concepto de “documental de arte”, apelando a la exploración creativa del testimonio y del archivo des- de la vocación plástica y gestual de la imagen. Un “ar- chivo performático” que logra movilizar percepciones y sensorialidades en lo contemporáneo, que busca revivir y dar nueva luz sobre una obra y una época que urgen en mayor profundización y valoración. Gonzalo Donoso Veronica Quense 59

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