Palabra Pública N°23 2021 - Universidad de Chile

tener un trabajo, tener algún grado de certidumbre para poder hacer pro- yectos, como irse a vivir con la pareja. Este sentimiento de desmesura atra- vesó a la sociedad. Tanto la desmesu- ra de exigencias como los abusos y el sentimiento de abuso han estado liga- dos muy fuertemente con las institu- ciones. Hay una irritación muy fuerte contra ellas. ¿Cree que esa irritación ha mu- tado tras la crisis sanitaria, política y social del covid-19? —Pienso que en algunos puntos se agudizó, porque en 2019 pasaron cosas que fueron muy importantes. El malestar era un diagnóstico a comien- zos de los 2000, y ese malestar cambió a irritación. Lo esencial de 2019 fue el amplio apoyo de la ciudadanía, que le puso nombres a lo que estaba pasando. No hay vuelta atrás en la mirada de la desigualdad. Pero, al mismo tiempo, se afirmó una idea que venía de antes: que las cosas se resuelven por la fuer- za y que el más fuerte es el que gana. Siempre ha sido así en los grandes cambios sociales. Creo que hay una especie de reverberación entre las dos cosas: hay una irritación todavía más acentuada y una idea de que efectiva- mente la fuerza es lo esencial para diri- mir lo que se juega. No estoy hablan- do políticamente, sino que se juega en cualquier situación social, porque como nuestras reglas no están claras y no sabemos muy bien qué tenemos que hacer, la fuerza aparece como una cuestión muy fuerte. ¿Cuál es el rol que tienen en es- tos momentos de transformación quienes están en su posición, es decir, quienes han hecho plantea- mientos acertados a la hora de leer las crisis y las coyunturas? —Uno tiene que acompañar es- tos cambios. Yo creo que las ciencias sociales hicieron un increíble aporte mostrando las desigualdades y los efectos desde el lado de la domina- ción, pero ahora es el momento de tratar de acompañar estos cambios y de analizar cómo funciona la so- ciedad más que de denunciar. Creo que el primer gran esfuerzo debe ser acompañar, tratar de entender. En se- gundo lugar —y es la razón por la que hice este libro y participo en conver- saciones públicas sobre cómo estudiar la autoridad—, tenemos que pensar seriamente las herramientas que te- nemos para entender las sociedades; hay que renovarlas para producir un conocimiento que esté más cerca del momento que estamos viviendo, para poder identificar los nudos problemá- ticos sin temor. Tenemos que renovar nuestras herramientas conceptuales, porque en muchos casos creo que no están dando el ancho para la sociedad y los desafíos que estamos enfrentan- do. Por eso terminamos diciendo que el escenario es líquido , pero el con- cepto líquido no explica nada; tienes que poder explicar si eres cientista social y analista. En un momento se decía que todo pasó a ser líquido ... —Todo es líquido , porque nues- tras herramientas no nos están sirvien- do. Entonces repensemos el enfoque, comencemos a hacer este trabajo de cambiar las perspectivas y las herra- mientas analíticas, teóricas, concep- tuales y metodológicas que tenemos. “(Los cientistas sociales) tenemos que renovar nuestras herramientas conceptuales, porque en muchos casos creo que no están dando el ancho para la sociedad y los desafíos que estamos enfrentando. Por eso terminamos diciendo que el escenario es líquido , pero ese concepto no explica nada”. 39

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