Palabra Pública N°23 2021 - Universidad de Chile

Beatriz Sánchez (Apruebo Dignidad) Distrito 12 – Región Metropolitana H a sido emocionante tomar con- ciencia de estar en un proceso histórico. Pero también ha sido superduro, porque empie- zas de cero a hacer un trabajo con gente que no conoces, adaptándote a una pega que nunca habías hecho. Cuesta al principio. Las primeras semanas pasamos muchas ho- ras en miles de reuniones y sentíamos que no avanzába- mos nada. Y, de repente, empezamos a avanzar. Fue una mezcla de todo eso. A algunas reuniones le pusimos las “reuniones inhumanas” para reirnos un poco, porque ya no encontrábamos más horas que exprimirle al día. A ra- tos fue frustrante y también, para mí, ha significado mu- cho aprendizaje, ya que estamos viviendo un proceso de mucha innovación política. Estoy abriendo los ojos y las orejas lo más que puedo. Dicen que “el bosque no te deja ver los árboles” cuando estás muy metida en algo, por eso una trata de tomar algo de distancia para gozar con lo que está pasando. Estoy intentando hacer una reflexión todas las semanas para no ir perdiéndome de cosas que son superinteresantes de mirar. Carolina Pérez, que me está ayudando a levantar el trabajo territorial, me dijo: “imagino que como periodista estás haciendo un registro diario” y no, no se me había ocurrido. Supongo que a la gente que ha pasado por el congreso, todo esto le resulta más fácil o cómodo. Hay cosas que me siguen impresionando mucho, como la performatividad de la política y el reconocimiento de identidades políticas, algo a lo que no me acostumbro mucho. Creo que lo que más me ha gustado mirar e ir absorbiendo es la relación con los pueblos originarios. Aprender de sus formas y tiempos políticos ha sido superinteresante. Es un Chile que nunca había compartiendo un espacio así. Lo que más me llama la atención de la Constitución del 80 es que, al cimentar un sistema subsidiario neoliberal, lo que se instauró no fue solo un sistema político-económico. También se terminó afectando a una sociedad completa. Hoy, hay una forma cultural neoliberal subsidiaria, por decirlo así. Pensamos en neoliberal. Eso permea todos los espacios: el valor de la competencia, del rascarse con las propias uñas; se premia a los que sacan las mejores notas. Me hace explotar la cabeza que eso se haya vuelto parte de las relaciones sociales. El corazón de esto, para mí, es que podamos superar ese sistema neoliberal con una Constitu- ción de derechos sociales, democráticos, paritarios; y así, quizás en diez años, la sociedad se mirará a sí misma de forma distinta. Me dan ganas de llorar cuando lo digo. No sé si lo logremos, pero ya estar pensando que podríamos hacerlo como país es lo que me tiene acá. Sería el mayor paradigma que podríamos cambiar. Félix Galleguillos Aymani Escaño reservado del pueblo atacameño lickanantay - Región de Antofagasta S i bien llevamos dos meses, siento que ha pasado más tiempo, ya que la carga laboral es fuerte. En esta instancia en donde hemos sido mandatados para escribir la constitución han existido y existen discursos de odio y racismo en contra de las primeras naciones y en especial hacia la machi Francisca Linconao, al nivel de no respetar que se hable en las respectivas lenguas maternas cuando es uno de nuestros derechos humanos poder hacer- lo. Y es que, pese a que como personas indígenas conoce- mos de racismo y discriminación, no esperaba esa actitud tan hostil de gente que se supone ha recibido o recibe la mejor educación privada del país. Personalmente es una gran responsabilidad que llevo tanto yo como mi equipo de trabajo. No me gusta el término batalla, prefiero decirle desafío. Como, por ejemplo, repre- sentar a la gente de mi pueblo atacameño lickanantay, un pueblo que territorialmente es diverso, con zonas rurales en las que no llega bien la señal de teléfono, televisión, internet o radio, pero donde el conocimiento y las tradiciones se ali- mentan día a día, por lo tanto, es fundamental trabajar con las comunidades. Ese es uno de los desafíos en el territorio. También son desafíos las discusiones al interior de la Con- vención con mis pares constituyentes, para que, entre otras cosas, logremos reconocer a Chile como un Estado Pluri- nacional. Hemos trabajado como escaños reservados con nuestras similitudes y diferencias. Creo que esa ha sido la alianza más importante, ya que sabemos lo difícil que será que los poderes hegemónicos de Chile acepten un Estado plurinacional. En general, me llevo bien con mis compañe- ros y compañeras de la CC, claramente no con todes tengo una relación de amistad, pero sí de respeto. Lo más duro ha sido tener menos tiempo con mi familia, principalmente con mi hija, que es un bebé aún. Quiero hacer un buen trabajo para que ella pueda crecer en un país que reconozca sus raíces y no tenga que enfrentar la negación de su ser indígena, y para que la calidad de vida de miles de trabajadores mejore. Otro cambio significativo fue haber renunciado al trabajo que desempeñaba como admi- nistrador del relleno sanitario en San Pedro de Atacama y las asesorías que realizaba en materia de medio ambiente a organizaciones y personas. Los pueblos originarios nunca habíamos sido participes en la escritura de una Constitución. Sin embargo, he percibi- do que no será fácil concretar esta expectativa, porque hoy con el organismo ya instalado —y habiendo dejado fuera a los pueblos selk’nam y afrocescendiente— se continúa viendo esa resistencia a nuestra participación y al principio de plurinacionalidad. Entre los aspectos positivos están la creación de la Comisión de Participación y Consulta Indí- 19

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