Palabra Pública N°22 2021 - Universidad de Chile

mano de remuneraciones atractivas. Nos hablan de los países escandina- vos o de Japón, que tiene un sistema escolar con altos rendimientos, y se les olvida decir que en Finlandia, por ejemplo, las escuelas son todas iguales, de la misma calidad, y que la profesión docente es de las mejor pagadas. En Chile no es atractivo ser profesor desde un punto de vista económico. Yo les insisto a mis estu- diantes: es un camino muy reconfor- tante, tiene muchas recompensas, es muy bonita la relación que uno logra tener con los estudiantes. Y en su caso, ¿por qué tomó la decisión de ser profesora? —Es que a mí me encanta. Creo que todas las niñas, los niños, juga- ban a ser profesores. Hay investiga- ciones que muestran, sobre todo en niños pequeños, que los seres hu- manos tenemos esa tendencia a en- señarle a otros, y las investigaciones ponen estos ejemplos: cuando un niño pequeño le habla a una gua- gua, fíjate cómo lo hace, en gene- ral se pone enfrente, se agacha y le habla despacio o le mueve la cabeza para mostrarle algo. Eso es muy cu- rioso, está en nuestro ADN como especie esa necesidad de guiar al que viene detrás, a la manada, a la tribu. Me parece fascinante estar con ni- ños o con jóvenes, porque es ser tes- tigo del desarrollo del otro. Cuando un estudiante no está entendiendo algo y tú estás con él, trabajas con él, y en un momento te dice: “ya lo tengo”, y después lo ves en otro nivel de su discurso y de su enten- dimiento, eso es muy reconfortan- te. Siempre creí que la profesión de educadora era esa oportunidad de estar con más gente, aprender todos los días. Que alguien te haga una pregunta que tú nunca te habías he- cho es realmente fascinante. La profesora que marcha Usted habla mucho de trans- formaciones sociales, que son el anhelo de una gran parte de Chile tras las movilizaciones que comen- zaron en octubre de 2019. ¿Cómo vivió usted la revuelta social? —Fue un momento increíble, muy épico, porque estábamos en conversaciones con los estudiantes, estábamos mirando cosas que suce- dían en nuestra escuela, en nuestra carrera. Tras el 18 de octubre se ce- rraron las universidades por un par de semanas, y cuando abrimos no había estudiantes. Entonces hicimos asam- bleas, convoqué a los chicos y a las chicas y empezamos a conversar. Fue tan impactante para mí escuchar a mis estudiantes. Nosotros tratábamos de que no perdieran clases. ¿Cómo hacemos para salvar el semestre? Y ellos decían: “profesora, lo que corres- ponde ahora es estar en la calle, no es el momento del aula”. Y hablaban de lo que les estaba pasando a ellos, de esta necesidad de un cambio, de otro país. Yo los acompañé un par de veces, hicimos la caminata desde la UMCE hasta la Plaza de la Digni- dad y fue muy bonito, porque había mucha energía juvenil. Creo que los adultos y los profesores, sobre todo, podemos estar con ellos, podemos discutir, podemos reflexionar, pro- blematizar. Para mí, el 18 de octubre tuvo muchas reminiscencias de épo- cas pasadas. Me acordé de la marcha del No, yo era joven y participamos porque estábamos seguros de que era el momento para que se terminara la dictadura. Creo que hay muchos jó- venes que estaban en esa energía de cambiar el modelo, porque este mo- delo de desarrollo ha generado pobre- za, marginalidad y exclusión. ¿Con qué país sueña en el con- texto de la nueva Constitución? —Mi gran expectativa es que la gente participe, que converse en sus casas, con los vecinos. Mi expec- tativa es que podamos sentarnos a conversar aunque pensemos distin- to. Hay personas que creen que este modelo es bueno y que la libertad de enseñanza es muy importan- te. Bueno, no estamos de acuerdo, pero conversemos y busquemos un punto donde ni tu perspectiva ni la mía, sino que la nuestra, converja. Necesitamos madurar como socie- dad, no tenerle miedo al conflicto. También quiero que se protejan los recursos naturales, que cambiemos nuestro modelo de desarrollo ex- tractivista por uno desarrollista; además creo en el decrecimiento y no en el crecimiento, pero esas son mis ideas. Estoy abierta a otras y a jugar ese juego de la conversación para que sea algo colectivo. 62

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