Palabra Pública N°21 2021 - Universidad de Chile

INMUNIZANDO A CHILE POR ENNIO VIVALDI Rector de la Universidad de Chile EDITORIAL C hile ha sido capaz de implementar con éxito una campaña de vacunación contra el covid-19. Entre los factores que convergie- ron para hacer posible este logro destacan la gestión de gobierno para concretar la obtención de vacunas, los contactos interna- cionales de nuestra comunidad científica que resultaron esenciales para establecer diálogos con los productores y la larga tradición de un sistema de salud estructurado, capaz de llevar a cabo rápida y ordenadamente un programa de vacunación masiva. De esta campaña surgen múltiples observaciones que inspiran a la re- flexión y al diálogo. Todos los países han debido preguntarse autocrítica- mente cómo podrían haber estado mejor preparados para enfrentar la pan- demia. En el nuestro, el hecho de que la crisis sanitaria y económica haya seguido a un estallido social, nos ha obligado a situar cada momento en la evolución del enfrentamiento al covid dentro del contexto de un modelo de sociedad que hoy se evidencia no solo ideológicamente extremo (asunto que siempre supimos, puesto que había un ideario que se estaba llevando a límites inexplorados; era algo confeso o, más bien, proclamado con or- gullo) sino, además, carente de una flexibilidad adaptativa sorprendente. Uno de esos extremismos más notables, que se ve drásticamente in- terpelado, es el individualismo. Digamos, de partida, que uno no vacuna personas para protegerlas tal como uno indica un medicamento a un pa- ciente portador de una patología. No se vacunan individuos. La campaña opera sobre otro ente: la población. Para erradicar una pandemia se vacuna a una población. Las vacunas son gratuitas no por motivos caritativos, sino porque sería absurdo y contradictorio no vacunar a un segmento de la po- blación que luego perpetuaría la enfermedad. La campaña de vacunación, por lo tanto, nos recuerda que hay niveles de integración y complejidad. Hay cuestiones que se han de analizar a nivel de los individuos, pero hay otras en que es imprescindible un nivel de com- plejidad superior que es la sociedad. Hemos constatado tantas veces el error de no hacerlo. Un ejemplo: concebir un financiamiento de la educación su- 1

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