Palabra Pública N°20 2021 - Universidad de Chile

—Durante la última campaña presidencial se habló mucho de la necesidad de una Ley de Medios para Chile. ¿Por qué es relevante una legislación de ese tipo? Es primordial establecer, con rango constitucional, el derecho a la comunicación como derecho humano que debe ser garantizado para todos y todas, pero para ga- rantizarlo, fiscalizarlo y concretarlo, requerimos de leyes, que van a ser las grandes bajadas de los principios constitucionales que se aprueben, esperemos, en una Constitución de verdad democrática en los próxi- mos dos años. En el ámbito de la comunicación, es necesario hacer muchos cambios a legislaciones y normas para garantizar el derecho a la comunicación, el ejercicio del pe- riodismo sano, la pluralidad y diver- sidad de voces representadas a través de medios de comunicación. Eso se puede llamar Ley de Medios, Ley de Servicios de Comunicación, Nueva Norma de Comunicación y Ejerci- cio del Periodismo, la verdad es que a mí el nombre me importa poco. Hasta el día de hoy tenemos medios de comunicación que hablan [en el caso del ataque de Carabineros a ni- ños del Sename] de “niños acciden- tados”, de “una persona que cayó al Mapocho”. Son cosas tan burdas y tan evidentes que requieren de nue- vas normativas que permitan garan- tizar que haya más diversidad de voces por un lado y que se sostenga una cultura de la ética en el ejercicio periodístico por el otro, y que, de verdad, las incitaciones al odio, dis- criminaciones gratuitas, contenidos sexistas sean erradicados o comien- cen a ser erradicados. Periodismo en tiempos de crisis —Desde el 18 de octubre de 2019 hemos presenciado la de- manda ciudadana por mejor perio- dismo, más pluralismo, una crítica descarnada a las y los periodistas. Tú fuiste presidenta del Colegio de Periodistas. ¿Cuál es el análisis que haces del ejercicio de la profesión hoy en Chile, tanto desde las y los colegas como desde los medios de comunicación? Si bien fui presidenta del Cole- gio de Periodistas, que fue una labor hermosa y donde aprendí mucho y conocí experiencias periodísticas preciosas, que son las menos visibles a ojos masivos, debo reconocer que no me surge ningún sentimiento gremial cuando veo las críticas, por- que también las tengo, porque tam- bién soy muy crítica y autocrítica. Hace varios años que no hago perio- dismo de trinchera, más bien escri- bo, estoy desde la academia, desde mi trabajo como profesora e investi- gadora, pero tengo muchas críticas, aunque esas críticas no son única y exclusiva responsabilidad de las y los periodistas y trabajadores de las co- municaciones, eso lo tengo claro. Yo creo que hay más bien una cuestión sistemática que tiene distintas aris- tas, una es, sin duda, el ejercicio éti- co de la profesión, que muchas veces no tienen las y los periodistas y las y los trabajadores de las comunicacio- nes. Creo hay una cultura de la éti- ca que tiene que emanar del propio gremio, pero también del sistema completo, y por eso creo que es una cuestión sistemática. Estamos en un país donde tenemos fundamental- mente medios privados, muy con- centrados en pocas manos, es decir, tenemos una alta concentración de la propiedad mediática en manos que tienden a tener una opinión, una versión, una interpretación de la realidad, una posición política, y además están emparentadas con los otros poderes fácticos. —Como periodista, pero tam- bién habiendo asumido cargos como dirigenta social, ¿cuáles son tus expectativas frente al proceso constitucional que se abre? Tengo, como todos y todas, cier- tas preocupaciones por cosas que se han discutido, a mi juicio, muy, muy equivocadamente en los últi- mos meses. La dificultad para tener escaños reservados para los pueblos originarios me parece gravísima, me parece que es una bomba de tiempo, de alguna manera; tengo temor respecto de los dos tercios para definir ciertas diferencias que se puedan dar al interior del debate constituyente; mi temor es que haya una minoría que, como conocemos históricamente en este largo proceso de transición chileno que a mi juicio todavía no termina cien por ciento, permita amplificar los deseos de las minorías por sobre el de las mayo- rías a la hora de determinar leyes. Pero mi mayor expectativa es que esta lucha del debate constituyente, la presión en la calle, el debate pro- pio interno dentro de la convención constitucional, nos lleven a horadar, a quitarle un poco de tajadas de po- der a este modelo social, cultural, político, económico que se llama neoliberalismo y que yo no compar- to, porque me parece que es verda- deramente brutal, dañino, grave y monstruoso contra las personas. “Las personas, en tanto pueblo de un país, tenemos derecho a comunicar, a tener información de ida y vuelta, no sólo a recibir información pública importante, sino que también a entregarla, porque nuestras informaciones como pueblo también son relevantes”. 61

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=