Palabra Pública N°19 2020 - Universidad de Chile

bono neutral y seguir siendo exportador de cobre. Para ser carbono neutral hay que, básicamente, transformar todas las fuentes de energía a renovables. Pero si las plantas solares las van a venir a hacer ingenieros de España o Italia, no tie- ne un gran plus versus si las hacemos acá, con la innovación que necesitan y si pensamos, más que en mega grandes cen- trales, en algo mucho más distribuido. Entonces, yo diría que es una tremenda oportunidad de cambiar, incluso si lo hacemos mal va a ser un país mucho mejor. Por ejem- plo, eliminamos las zonas de sacrificio. Ahora, en cuanto a nuestra otra vulnerabilidad con el tema del agua, este ca- mino hacia la carbono neutralidad permite un desarrollo muy distinto, pero no es automático. Lo que sí, es que nos obliga a pensar a largo plazo. Es una agenda a 30 años que va a determinar el desarrollo. En ese sentido, es una enorme ganancia para el país. —¿Qué actividades inciden más en la escasez hídrica y cómo la transición hacia la carbono neutralidad puede incidir allí? Tiene que ver sobre todo con la agricultura y, por lo tan- to, con el Código de Aguas, con tener una legislación que no toma en cuenta que vivimos en un clima cambiante. La idea detrás de los derechos de agua perpetuos es que el agua es una cantidad fija, y eso es una gran mentira, se contrapo- ne a principios biofísicos. La carbono neutralidad a veces se piensa sólo como reducir las emisiones, pero va junto con la resiliencia, que es la capacidad de un grupo o sociedad o eco- sistema para mantener sus características intrínsecas después de una perturbación o un cambio que es continuo. —En abril nos dijiste: “el cambio climático es el te- lón de fondo del siglo XXI y (…) definitivamente debe ser incorporado en una nueva Constitución”. ¿Cómo lo harías? Lo primero es decir sí, el cambio climático es nuestro telón de fondo, nuestra realidad. Escribir estas reglas comu- nes cuando uno ya tiene ese entendimiento, va a ser bien determinante. Vamos a tener que ir avanzando en escribir una Constitución que incluya una relación distinta con la naturaleza. ¿Qué debiera decir exactamente? La verdad es que no me lo imagino todavía, porque la Constitución ac- tualmente sí da el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, pero la realidad es otra. —Solemos invocar el principio de interés público contra empresas contaminantes que se amparan en la libertad de empresa y el derecho de propiedad, pero ese principio también puede interpretarse como hacer lo mismo, pero desde el Estado. ¿Cómo repensarías la noción de interés público? Claro, creo que es el concepto de bien común, el bien común debe incluir no solamente a los habitantes, sino que entenderse indisolublemente relacionado con la naturaleza. Somos parte de este ecosistema, de este planeta, no puede haber bien común ni bienestar humano sin cuidar la natu- raleza. En ese sentido, hay que incorporar una visión más amplia que sólo la antropocéntrica. Tenemos que pensar la distribución, la igualdad, dentro de los límites que nos ofrecen la naturaleza y este planeta. MAISA ROJAS es doctora en Física de la Atmósfera de la Universidad de Oxford, Reino Unido, profesora asociada del De- partamento de Geofísica de la Univer- sidad de Chile y directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 de la misma casa de estudios. Presidió el Comité Científico Asesor de la COP25 para Chile y dirige el Núcleo Milenio en Paleoclima del Hemisferio Sur. JOSÉ MIGUEL AHUMADA: “ES URGENTE CIERTO NIVEL DE PARTICIPACIÓN PÚBLICA EN LOS GRANDES CONGLOMERADOS ECONÓMICOS” —Hay quienes sostienen que nuestro problema es el “capitalismo de amigos” y promueven como solución un “verdadero” capitalismo, competitivo e innovador. ¿Es un sueño realista y deseable? El problema con esa hipótesis es que, si bien es cohe- rente teóricamente, ese modelo de libre comercio con el que se contrasta nunca ha existido. El capitalismo, como sistema social, tiende endógenamente a generar estas gran- des estructuras organizativas, a conquistar mercados. La conformación de los grandes conglomerados económicos es connatural a la competencia capitalista. En la idea del capitalismo de amigos, lo que se ve como solución es úni- camente tratar que no vuelvan a coludirse, no atacando el problema de fondo, que es, creo yo, la naturaleza de estos conglomerados, su estructura familiar y determinada por la competencia monopolística, lo que significa que su inver- sión va hacia sectores donde la ganancia es inmediata, no a sectores riesgosos, como la energía renovable o construir capacidades productivas donde no hay ventajas compara- tivas. Estos grupos, por su propia racionalidad económica y no porque sean amigotes, invierten en sectores que son socialmente improductivos y que, económicamente, han perdido la bencina que tuvieron en los noventa. —Con lo concentrada de nuestra economía, no es raro que hablemos mucho de diversificar nuestra matriz productiva pero poco de cómo hacerlo: parece que no está en nuestras manos. ¿Cómo recuperar esa capacidad? Un problema es que los núcleos de acumulación que determinan el tipo de desarrollo del país están en los gran- des conglomerados económicos, allí está la estructura orga- nizacional que permite o no generar políticas de largo plazo 14

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