Palabra Pública N°17 2020 - Universidad de Chile

“No me siento muy cercana a esta filosofía comentarista inmediata de la actualidad. Cuando la filosofía observa de reojo, con una mirada más lenta que le da cierta desactualidad, encuentra su mayor realismo”. “Un aspecto positivo es la inevitable revalorización de la ciencia, del saber experto y avanzado. Sin él, encontrar una vacuna, evaluar y planificar una contundente respuesta a la pandemia, es y seguirá siendo imposible”. MARÍA JOSÉ LÓPEZ MERINO Académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y Doctora en Filosofía Política de la Universidad de Valencia, España. posible dentro de su mundo insistir en un problema de salud mundial que debería trascender en este mo- mento la racionalidad del mercado?”. Así como Butler, impactados por esta crisis, hoy nos vemos en la necesidad de formular la pregunta por la validez de la desigual seguridad que viven los ciuda- danos, cuestión que redunda en la recuperación de la discusión sobre los derechos sociales y la necesidad de un Estado fuerte que sea capaz de proteger, pero tam- bién de escuchar a sus ciudadanos. Estas tremendas desigualdades hoy determinan a quién se va a diagnosticar, tratar a tiempo y adecuada- mente, y a quién no, y se expresan en diferencias entre países (Ecuador y Alemania, por ejemplo) y en otras al interior de cada nación. Concretamente: ¿qué pasará en Chile cuando las camas de cuidados intensivos o los medios para soporte vital no den abasto? Es lo mismo que se preguntan insistentemente distintos expertos. En este sentido, si bien la pandemia no derroca ningún sistema económico ni político por sí misma, sí pone en evidencia la radiografía de la desigualdad planetaria. En su alcance político, este desnudamien- to de una realidad que ya estaba antes del virus puede despertar conciencias y aunar deseos de una ciuda- danía planetaria, lo que Butler llama “un deseo colectivo de igualdad radical”. En la misma línea, del carácter revelador y no transformador de esta pandemia, se instala Harvey, quien considera que todas las formas de discri- minación, “maltrato a manos de un violento y desregulado extrac- tivismo neoliberal”, se hacen evidentes con estas crisis. En este sentido “el Covid-19 exhibe todas las carac- terísticas de una pan- demia de clase, género y raza”. Un aspecto positivo, sin embargo, es la inevitable revalorización de la ciencia, del saber experto y avan- zado. Sin él, encontrar una vacuna, evaluar y planificar una contundente respuesta a la pandemia, es y seguirá siendo imposible. Pero esta revalorización de la ciencia no deja de hacer evidente que la crisis no se supera sólo con cien- cia, con tecnología y saber de punta. Es evidente que la manera en que la supe- raremos tiene que ver sobre todo con la acción política de los Estados y, más inclu- so, con la asociación de los Estados para instaurar solu- ciones que sean razonables y justas. En esto me quedo con las palabras de Markus Gabriel, también en la Sopa de Wuhan: “Cuando pase la pandemia viral necesitare- mos una pandemia meta- física, una unión de todos los pueblos bajo el techo común del cielo del que nunca podremos evadir- nos. Vivimos y seguiremos viviendo en la tierra; somos y seguiremos siendo morta- les y frágiles. Convirtámonos, por tanto, en ciudada- nos del mundo, en cosmopolitas de una pandemia metafísica. Cualquier otra actitud nos exterminará y ningún virólogo nos podrá salvar”. Es interesante ver resurgir la vieja idea del cos- mopolitismo ahora sobre bases nuevas: las de una democracia global y con justicia real para todos (como diría Van Parijis ), que no nacerá espontánea- mente. Serán necesarias la organización ciudadana y la activación de ese mundo en común, que presione a los gobiernos y a las organizaciones mundiales para la obtención de cambios reales. Volviendo a Butler y Harvey, hay un proyecto político y económico de transformación que deberíamos construir en con- junto. Para ello se requieren gobiernos con altura de miras, pero también ciudadanos con voluntad y con capacidad de acción política para impulsar los cambios que garanticen mayores niveles de justicia para nuestras democracias. La filosofía puede ayudar en esto a la hora de repensar y reexaminar nuestras formas de vida, las injusticias en las que vivimos y naturalizamos. Hay mucho que pensar y mucho que construir política- mente después de esta crisis para reconducir nuestro proyecto político hacia una democracia verdadera en la que todos tengamos espacio. 21

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