Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile

El modelo ahondó la dependencia tecnológica al extremo de diseñar programas para financiar la “atracción” de centros de excelencia internacional (2009) y emprendedores extranjeros (Startup Chile, 2010). Consecuencias del modelo y sus políticas científicas En las políticas, el quehacer científico se redujo a cuatro variables: prestigio inter- nacional, número de científicos, número de papers y eficiencia empresarial. Ellas eran funcionales a la reproducción de una elite del conocimiento enlazada con grandes centros mundiales y en simbiosis armónica con la lógica del mercado y la competencia local. Poco importó el evidente empobrecimiento reflexivo y disciplinar de la acade- mia y menos la desatención de la búsqueda de respuestas a los problemas del país. El sujeto “científico” se modeló como un emprendedor eficiente, guiado por rankings de prestigio y “excelencia” internacional. Esto benefició a quienes ya po- seían capital científico y a unos pocos grupos, que concentraron los recursos y el poder. Más abajo, invisibilizado, quedó el grueso de “colaboradores”, donde está la mayoría de los jóvenes científicos y científicas, con una carrera insegura, un trabajo y vida precarios y un futuro profesional incierto. Disciplinariamente, se privilegiaron ciertas áreas, no en función de un plan país, sino por mecanismos de mercado y de influencias. En particular, las ciencias sociales fueron sometidas a métricas que hacían poco competitivo el estudio de la sociedad local y sus problemas. Es paradigmática la irrelevancia de la ciencia social “oficial” (de los grandes centros) para prever el estallido social del 18 de octubre. Propuestas mínimas para una futura política de CyT De lo anterior se deduce que los problemas de CyT en Chile no son sólo ni prin- cipalmente presupuestarios, como se ha hecho tan común afirmar. Es indispensable: 1. Democratizar la toma de decisiones en CyT para incorporarla participativa- mente en todos los insterticios del Estado y la vida del país. Es crucial buscar meca- nismos para que la comunidad científica y la sociedad toda participe y decida sobre las políticas cientifícas. 2. Reestructurar las relaciones entre ciencia y tecnología. Se debe romper el muro histórico existente en Chile entre la formación técnica y la educación universitaria, y repensar la relación entre los centros de investigación (excelencia), los institutos de investigación del Estado y de las FF.AA . 3. Redireccionar el modo de producción del conocimiento. Esto significa desmon- tar la concepción tecnocrática y cortoplacista de la ciencia, guiada por incentivos e indicadores basados en factores externos, e incentivar la diversidad del pensamiento y líneas de investigación, el desarrollo estratégico y la ligazón con la academia. 4. Terminar con la inaceptable división entre científicos de elite que concentran prestigio, dinero y poder, y que definen la agenda y los modos de producción de conocimiento, y “colaboradores” o científicos precarizados (usualmente jóvenes) con contratos a honorarios y temporales, sin posibilidades de desarrollar sus propias ideas ni una carrera científica. Planteamos estas ideas como una contribución al necesario debate que debemos te- ner como país respecto de la CyT en el marco del proceso constituyente que vivimos. CLAUDIO GUTIÉRREZ MERCEDES LÓPEZ Doctor en Ciencias de la Computación y académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas Doctora en Ciencias Biomédicas y académica de la Facultad de Medicina de la U. de Chile *Esta es una versión resumida de un traba- jo de lxs autorxs que contiene todo el apa- rato académico (datos, referencias, citas, etc.) que por razones de espacio no incluimos aquí. 102

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