Palabra Pública N°15 2019 - Universidad de Chile

T ras una infancia vivida en el sur de Chile, Marta Brunet se rebeló ante el destino que la sociedad le tenía deparado. A los 14 años viajó desde su Chillán natal para estudiar en España con profesoras particulares, donde se adentró en la escritura, que desde pe- queña practicaba en secreto. Su prime- ra y cruda novela Montaña adentro (1923) —que retrató la lucha de clases del Chile campesino— hizo explícita la ruptura de su visión frente a la so- ciedad conservadora. Incluso hizo que algunas señoras de Chillán la tildaran de “inmoral y hereje”, como confesó en Revista Zig-Zag, en 1961. Aunque ha sido constantemente ligada a la corriente del criollismo por su retrato de la vida campesina chilena, en las últimas décadas se ha recogido su postura feminista y moderna para la época. En 1967, el crítico literario Ángel Rama trató de “haragana” esa insistencia en catalo- gar a la autora como “criollista”, afir- mando que el elemento unificante de su narrativa era “la presencia de la mujer y su aprendizaje en el mundo adulto”. Las nuevas miradas sobre su obra han permitido que destaque por sí misma y no en relación a sus pares masculinos contemporáneos. Desde un comienzo fue elogiada por su forma de narrar, lo que llamó la atención de Gabriela Mistral, quien en 1928 escribió: “En este lote, que es ni más ni menos que el del novelista, creo que nadie la alcanza dentro de lo HISTORIA DE CHILE MARTA BRUNET 1 8 9 7 - 1 9 6 7 Texto: Florencia La Mura. Fuentes: Marta Brunet, Obra Narrativa, Tomo II. Ediciones Universi- dad Alberto Hurtado, 2017. “Sobre Marta Brunet”, en Niña Errante . Lumen, 2009. Marta Brunet (1897-1967), memoriachilena.cl nuestro”. Admirada por la “varonili- dad de su talento”, como dijo en 1957 el crítico Raúl Silva Castro, Brunet se mantuvo lejos de los formatos más ín- timos, como la poesía y el diario, que les eran permitidos a las mujeres en ese entonces. Rubí Carreño, Doctora en Literatura, lo explica así: “el referen- te literario hegemónico y su contra- partida, las vanguardias, replegaban a las mujeres al papel de la naturaleza”. Tuvieron que pasar décadas para dar con el “poder desestabilizador de sus textos”, como apunta Lorena Amaro en Marta Brunet: Obra Narrativa. En 1929 la escritora se traslada a Santiago, donde forjó amistad con diversas feministas del Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH), entre ellas, Aman- da Labarca, quien sería su nexo con la Universidad de Chile, al invitarla a ser parte de las Escuelas de Temporada que se realizaban en sedes regionales, convirtiéndose en directora de la que tuvo lugar en Chillán. En 1961 recibió el Premio Nacional de Literatura, siendo la segunda mu- jer en obtenerlo tras Gabriela Mistral. Murió en Uruguay en 1967, tierra que fue su hogar tras ser agregada cultu- ral en 1963 y donde fue incorporada a la Academia Uruguaya de Letras. Sin hijos ni herederos, Brunet dejó en manos de la Universidad de Chile su legado intelectual, y en 2011 se creó el Comité Marta Brunet, cuyo objetivo es poner en valor su obra a través de la reedición de sus libros y de la gestión de actividades en torno a su figura. Su testamento detalla que todo dinero restante debía ser utilizado para in- crementar los fondos de la biblioteca del Instituto de Literatura Chilena de la universidad, además de becar a dos alumnos del Liceo de Niñas y del Li- ceo de Hombres de Chillán para estu- diar gratis. En 2017 se reeditó su obra completa, a modo de conmemoración de los 50 años de su muerte. LA CHILE EN LA Crédito de imagen: Baltazar Robles. Subcolección Institucional, Colección Archivo Fotográfico. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile

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