Palabra Pública N°15 2019 - Universidad de Chile

“La caída del Muro de Berlín, aun con toda su espectacularidad orquestada y su triunfalismo exagerado, no fue, realmente, la derrota. La derrota ya había ocurrido: una revolución que necesita amurallarse para sobrevivir ya dejó de ser el sueño de igualdad y libertad que alguna vez fue”. un capitalismo liberal y global triunfante, y en el con- vencimiento —alegre para algunos, y doloroso para otros— de que sólo nos quedaba adaptarnos a ese mundo, porque ninguno mejor era posible. Si hay un desafío para las izquierdas del siglo XXI, si se abre una puerta para remontar la dolo- rida perplejidad de esos fracasos del siglo XX, es encontrar la manera de rodear o neutralizar ambos riesgos. El discurso crítico hacia el neoliberalismo no basta: siendo francos, la mayoría de las perso- nas sabe que vive en un sistema desigual por defi- nición, pero muchos terminaron temiendo más a un cambio de sistema que a esa desigualdad y esas injusticias cotidianas. La pregunta abierta que dejó la caída del Muro de Berlín a fines del siglo XX y las demás crisis y derrotas de la izquierda en la segunda mitad de ese siglo es cómo reconstruir alternativas de cambio estructural que además de su valor ético y democrático, parezcan viables y confiables a las mayorías de la población. Quizás el horizonte revo- lucionario reconvertido en memoria revolucionaria tenga en ello un papel relevante, pero no como la sola recordación y valoración periódica de ciertos hechos, sino la memoria como ejercicio reflexivo y creador de realidad que nos permite desmenuzar esas derrotas y sus motivos, y también recordar que si no fuera por ese horizonte deseado y esos sueños y luchas del siglo XX, lo que todavía tenemos, lo que sobrevive de respeto a las personas y las y los trabaja- dores, la posibilidad de criticar y rebelarse e incluso de defender esa memoria, tampoco existirían. 52

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