Palabra Pública - N°10 2018 - Universidad de Chile

$1.130.000 pesos chilenos. Ese es el costo de vida en Reikiavik, la octava ciudad más cara del mundo. Este valor es bastante cercano al valor líquido que reciben después de impuestos quienes ganan el sa- lario mínimo. Cuando se compara el costo de vida de Islandia con el salario promedio de la población, la realidad es que el poder adquisitivo no es tan alto comparado a otros países nórdicos o del norte de Europa. Aun así, es posible tener un sistema que funciona bastante bien para todos en muchos aspec- tos. El nivel de analfabetismo es casi nulo, al igual que el desempleo; el sistema educativo es público, gratuito y de alta cobertura y formación a nivel se- cundario y superior. En otras palabras, una sociedad de igualdad de oportunidades para todas y todos desde temprana edad. En un país donde hay oscuridad desde las 10 de la mañana a las 15 de la tarde nunca tengo miedo de estar sola. El único femicidio virtualmente regis- trado el año pasado fue el tema de conversación indiscutido por semanas y estremeció a la nación. Birna Brjánsdóttir, de 20 años, fue secuestrada en la avenida principal de Reikiavik una noche de in- vierno y llevada a un puerto donde murió ahogada por dos ciudadanos groenlandeses. En un país don- de la tasa de criminalidad equivale a 1,8 homicidios anuales, en su mayor parte relacionados al abuso de sustancias químicas y enfermedades psicológicas y mentales, este crimen era impensable para quienes residimos en Islandia. En este país, gran parte de los avances en materia de igualdad de género se deben a la lucha feminista. Mientras Chile se encontraba en su segundo año de dictadura militar, Islandia comenzaba a dar pasos hacia la igualdad género y la población se levantaba para defender los derechos de las mujeres. El 24 de octubre de 1975, el 90% de las mujeres islandesas convocaron una huelga y se rehusaron a realizar sus tareas laborales y domésticas. Un día histórico para el mundo, en que las mujeres islandesas dejaron sus lugares de trabajo y se dirigieron al centro de la ciu- dad para protestar por la desigualdad, para demos- trarle a la nación lo que ocurre cuando la mitad de la población no es escuchada, representada y justa- mente remunerada. Desde entonces, el “Día libre de las mujeres” es celebrado cada año. Así, las mujeres comenzaron a abrirse paso en es- pacios históricamente relegados. En 1980, Vigdís Finnbogadóttir fue la primera presidenta democrá- ticamente electa del mundo, una madre soltera que inspiró a generaciones de islandeses e islandesas que crecieron con una figura femenina como cabeza de Estado durante los 16 años que gobernó, casi el mis- mo tiempo que duró la dictadura militar chilena. El Partido de las Mujeres tuvo una amplia representa- ción en el Parlamento entre 1983 y 1999. En 2009, Jóhanna Sigurðardóttir se convirtió en la primera jefa de gobierno abiertamente lesbiana del mundo, quien más adelante prohibió los clubes de striptease por considerar que es imposible lograr justicia cuando el cuerpo de las mujeres se trata como mercancía. De la misma forma, el liderazgo en la industria y el sector privado también ha avanzado gracias a políticas como el sistema de cuotas en los directorios de las empresas. Gracias a estas medidas, el liderazgo y la participa- ción política femenina han incrementado y la pers- pectiva de género siempre ha estado presente. La bandera feminista es transversal a todos los espectros ideológicos. Heiða Björg Hilmisdóttir, segunda lí- der en el gobierno local de Reikiavik y vicepresiden- ta de la Alianza Social Demócrata, actualmente es la figura más prominente del feminismo; comenzó el debate y lidera la lucha por el fin a la discrimi- nación basada en género en espacios laborales. En 2017 reunió a tres políticas de diferentes partidos en un programa de televisión para compartir histo- rias de acoso sexual y discriminación, demostrando al público general que incluso en altos mandos las “En 1980, Vigdís Finnbogadóttir fue la primera presidenta democráticamente electa del mundo, una madre soltera que inspiró a generaciones de islandeses e islandesas que crecieron con una figura femenina como cabeza de Estado durante 16 años. En 2009, Jóhanna Sigurðardóttir se convirtió en la primera jefa de gobierno abiertamente lesbiana del mundo, quien más adelante prohibió los clubes de striptease por considerar que es imposible lograr justicia cuando el cuerpo de las mujeres se trata como mercancía”. P.63 Dossier / Nº10 2018 / P.P.

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