Palabra Pública - N°9 2018 - Universidad de Chile

piel como valor y privilegio. Por ello, lo migrante deja de ser lo extran- jero cuando es vinculado temáticamente a la discriminación racial: en la medida en que quien migra sea mestizo o afrodescendiente y pobre, se asocia a las construcciones preexistentes sobre lo indígena chileno. Hoy por hoy, los medios industrializados chilenos participan mayoritaria- mente en un clivaje complejo entre su adscripción político ideológica, una estandarización de contenidos con rutinas profesionales orientadas desde y para la competencia comercial y un sesgo cultural esencialista sobre sus au- diencias más directas. En esta tríada poco virtuosa lo mediático recurriría a un anclaje con aquellas construcciones sociales más profundas sobre la alteridad, como forma de preservación de su propia legitimidad. “Deberse a la expectativa de un público” implicaría en el actual contexto medial ser parte de la reproducción de un pretendido modo de ser blanco para desde allí fijar los límites de la inclusión. Con ello, la diferencia entre lo indígena y lo migrante sólo se explica desde y en tanto diferencia etnoracial. Esta situación, patente en el periodismo, no es ajena a la construcción de este- reotipos que realiza la ficción televisiva a través de personajes nacionales y en mayor cuantía, en las definiciones de la publicidad actual. En síntesis, clasismo y racismo en la vida cotidiana, clasismo y racismo en lo medial son dos formas de comprender un fenómeno generalizado socialmente, donde la discusión ética y normativa sigue siendo relevante para fijar alternativas que puedan situar a los medios de comunicación y sus definiciones programáticas en un contexto de cambio efectivo. Dicha tarea implica resituar y actualizar condiciones basales del operar mediático y cuestionar la observación de las audiencias como nichos o grupos autár- quicos, orientados sólo al consumo. En este sentido, el periodismo en particular y los medios de comunicación industrializados en general vuelven a una tensión de origen. ¿Desde dónde participan en las condiciones de reproducción de lo social y de qué manera se reconocen como actores relevantes en la construcción de un espacio pú- blico y democrático del vivir? En este nuevo escenario, donde la producción medial industrializada cede el control y debe articularse con una mayor competencia simbólica, la pre- gunta por su rol en la no discriminación supera, pero no descarta el alcance de la reflexión por los contenidos o relatos presentes de ellos. El nivel de la exigencia ética responde a una complejidad inherente a su quehacer: si los P.66 P.P. / Nº9 2018 / Dossier

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