Palabra Pública - N°9 2018 - Universidad de Chile

Es decir, a pesar de las buenas condiciones económicas y estabilidad política, el autor sostiene que no hubo incre- mento de productividad y que los progresos tecnológi- cos no fueron asimilados. Como consecuencia, y a dife- rencia de otros países comparados en el texto, se observa una economía que transita hacia una alta concentración de recursos, pero al mismo tiempo hacia actividades eco- nómicas con baja productividad e inversión. El examen que realiza sobre la agricultura, minería e industria de- muestra lo señalado. Adicionalmente, la clase alta o burguesía, en cambio, es descrita como aquella que defiende esquemas tribu- tarios que le sean favorables, gravitante de forma con- sistente en el ejercicio del poder e influyente en la toma de decisiones en los aspectos más fundamentales de la política nacional. En comparación con otras econo- mías, la oligarquía en Chile es descrita como rentista, con baja propensión al ahorro e inversión, envuelta en actividades económicas de baja productividad y con menores cargas tributarias respecto a países exitosos en su desarrollo. Como consecuencia de lo anterior Chile divergió de su trayectoria esperada. A modo de ejem- plo, según Patricio Meller en Trayectorias Divergentes, en 1950 el producto per cápita de Chile alcanzaba a 2.536 dólares, Finlandia en igual fecha exhibía una ci- fra comparable de 2.758. En 1970 dichas cifras subie- ron a 3.687 y 6.186 respectivamente. En 1985, mien- tras Chile se estancaba en 3.486 dólares per cápita, la economía escandinava llegaba a 9.232. Finalmente en 2016 Chile alcanzaba los 13.792 dólares per cápita, mientras que Finlandia alcanzaba a 43.402. Desigualdad de ingresos y opciones al desarrollo Por otra parte, Chile no ha sido capaz de desarrollar un sistema de protección social que dé garantías de bienes- tar a la gran mayoría de la población. La seguridad so- cial y tributación es soportada de forma importante por grupos de menores ingresos. Existe poco espacio para la redistribución. En suma, se señala una política fiscal con sello regresivo. Esta situación, persistente hasta el día de hoy, sigue sien- do calificada como una economía de alta desigualdad. Evidencia reciente da cuenta de que los espacios de mo- vilidad social son muy limitados. La educación juega un rol clave en ambos aspectos: desigualdad y movilidad so- cial. Llevar adelante reformas que busquen corregir esta situación es complejo, por cosmovisiones ideológicas arraigadas a través de la historia y que limitan la posibi- lidad de alcanzar acuerdos. La presencia de un desacople entre política y economía también persiste en estas di- mensiones: corregir esta situación es necesario pero muy costoso. Los recursos requeridos significan una impor- tante carga tributaria, donde los sectores más pudientes generalmente se han opuesto a reformas sustantivas y las prácticas elusivas son comunes. ¿Podrá ser Chile entonces un país desarrollado? Los pa- trones descritos en este libro, las persistencias registra- das, la polarización política y el bloqueo de reformas no contribuyen al objetivo señalado. Hemos carecido de una mirada colectiva de largo plazo. Nos ha faltado austeridad por un lado, y por otro nos ha penado la falta de arrojo y determinación para apostar por inversiones que nos hubieran permitido consolidar diversas oportunidades de crecimiento económico. Hoy el panorama no es muy distinto. La elevada concentra- ción de los recursos, la baja productividad y la ausencia de una decidida y firme inversión en capital humano continúan comprometiendo nuestras opciones futuras. Espero que esta reedición permita que Aníbal Pinto, quien fuera Profesor de la Facultad de Economía de la Univer- sidad de Chile, ilumine a nuestros actuales estudiantes de ciencias sociales y sea insumo de un debate profundo y documentado sobre la persistencia de nuestros errores y nuestras miopías. Desde ahí podríamos imaginar que las nuevas generaciones diseñen un nuevo trazado. “Evidencia reciente da cuenta de que los espacios de movilidad social son muy limitados. La educación juega un rol clave en ambos aspectos: desigualdad y movilidad social. Llevar adelante reformas que busquen corregir esta situación es complejo, por cosmovisiones ideológicas arraigadas a través de la historia y que limitan la posibilidad de alcanzar acuerdos”. P.28 P.P. / Nº9 2018

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