Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile

Desde ese momento la Facultad comenzó a hacer cambios importantes a fin de cumplir con su deber como la unidad que mayor número de profesionales aporta al sistema público de salud en este ámbito, según Barahona. La innovación de la malla curricu- lar con la que se forman sus estudiantes cumplirá en 2018 cinco años, y gracias a ella los jóvenes han po- dido acercarse al nuevo enfoque comunitario con el que se están enfrentando las desalentadoras cifras de la salud dental en Chile. Hoy, la Facultad puede decir con certeza que la salud oral tiene que ver mucho más con los contextos de las personas que con enfermedades puntuales y que sólo cuando se hacen intervenciones que consideren todos los factores se pueden tener buenos resultados. La salud dental como marca de clase ¿De qué depende acceder al trabajo al que se aspira y, desde ahí, a una remuneración deseada? Para muchos esta respuesta está en factores estructurales, como el acceso equitativo a la educación y otros derechos. Sin embargo, para muchos chilenos la solución está en una cuestión tan básica como remediable: tener o no tener dientes. En Chile lo último depende de tener recursos económicos o no. En un intento por evidenciar esta situación y aportar desde la U. de Chile a la democratización del acceso a la salud oral, la doctora y académica Iris Espino- za realizó la investigación “Inequidades en caries y pérdida dentaria en adultos de Chile 2007-2008”, que la hizo llegar a una cifra demoledora: en Chile, quienes tienen mayor educación poseen ocho dien- tes más en relación a quienes sólo han accedido a la educación básica. Se trata de una realidad conocida, pero de alcances insospechados y altamente negativos en diferentes ámbitos de la vida de una persona. La “buena presen- cia” que suele ser exigible en las postulaciones labo- rales está directamente relacionada con tener dientes Según Andrés Celis, “a los niños que fueron a la Fiesta del Cepillo de Dientes en cuarto básico, en 2011, el año pasado los dimos de alta en octavo básico y todos se fueron del colegio sin actividad de caries. Esto prueba algo simple: nosotros no hacemos esto porque sea algo choro, sino porque es la única forma de tener impacto”. P.14 P.P. / Nº8 2018

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