Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile

bits cada una. Imagi- nen cuánto se requie- re para una película en alta definición. Por ello es importante ocupar tecnolo- gías de almacenamiento que requieran poco espacio y poca energía para cada bit. Los discos magnéticos y las memorias de esta- do sólido son los campeones actuales para almacenar datos, pero irán apare- ciendo alternativas nuevas en un mundo que cambia muy rápidamente. Esto presenta un gran desafío para los archi- vos, ya que debemos irlos copiando de una plataforma a otra todo el tiempo, o nos arries- gamos a perderlos para siempre. En lo per- sonal, he perdido mucho tiempo de mi vida preservando videos de mi familia desde que son digitales. En un inicio los copié a DVDs, luego los codifiqué a discos duros y hoy los tengo en la nube, suponiendo que es suficien- te respaldo. En ese camino, descubrí que los DVDs se vuelven ilegibles con los años, que los discos duros se mueren con el tiempo y que cometemos errores, borrando historias completas de nuestras vidas. Alguna vez buscamos respaldos en cinta de un viejo computador para rescatar mails muy antiguos, sólo para descubrir que esas cintas ya nadie puede leerlas. Es ahí que uno entien- de el valor que tiene el papel en la historia de la humanidad: soy capaz hoy de leer un libro con cientos de años de antigüedad sin ningún problema, pero no soy capaz de leer una cinta magnética de hace 20 años. Los archivos digitales son tremendamente vo- látiles, por lo que la primera lección es ¡cuí- denlos! Recuerdo una charla de Marco An- tonio de la Parra de hace unos 20 años atrás en que contaba cómo había perdido varios capítulos de una novela, escritos en un largo mo- mento de inspiración en un computador, sin nunca guardar el archivo, claro, hasta un corte de luz. Dijo algo como: “en ese momento entendí lo que era el vacío. ¿Dónde estaban todas esas frases, esas palabras que escribí y sufrí hace unos minutos atrás? ¿Cómo es posible que no quede nada?”. Ese es un problema fundamental de los bits: son etéreos y frágiles. Debemos batallar por respaldarlos, replicarlos, almacenarlos en for- ma confiable. Pero esta memoria digital de la humanidad también presenta varios otros desafíos hacia el futuro. El más obvio es cómo navegar en este diluvio de datos: ¿cómo encuentro esa foto que busco si ahora tengo millones de fotos en mi disco? ¿Cómo discrimino información confiable entre todo el ruido generado por opiniones sin fundamento? Y varios otros que son menos obvios, pero igual de importantes: ¿Cómo diferencio un original de una copia? ¿Cómo protejo la propiedad intelectual? ¿Cómo sé que la información que estoy leyen- do es real? ¿Cómo digitalizo objetos complejos reales? ¿Cómo visualizo información masiva? ¿Cómo borro información errónea o de la que me arrepiento? ¿Cómo podemos sacarle el mayor provecho a estos datos masivos? ¿Cómo controlo la privacidad de mi informa- ción personal? La digitalización nos seguirá revolucionando las vidas por muchos años más. Tendremos que seguir esforzándonos por mantenernos al día y buscar soluciones innovadoras a los múl- tiples desafíos que tenemos por delante. “Pero esta memoria digital de la humanidad también presenta varios otros desafíos hacia el futuro. El más obvio es cómo navegar en este diluvio de datos”. P.12 P.P. / Nº8 2018

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