Palabra Pública - N°7 2017 - Universidad de Chile

Después de 57 años, lo primero que reconoce Gabriela al abrir el libro es la letra de su padre, Américo Arriagada, y la dedicatoria de su profesora, la maestra Josefina. Pasa sus manos por las letras y por los cientos de recortes que pegó con engrudo hace casi seis décadas; se va deteniendo en algunos, como aquel en que sale el rostro de una Mistral joven con la mirada ida. La imagen es una de las más grandes dentro del libro. “Yo creo que es mi favorita”, señala. Hoy Gabriela Arriagada tiene 72 años y hace sólo unos meses recibió la llamada que le avisó que el libro que daba por perdido, hace ya tres décadas, estaba res- guardado como parte del patrimonio de la U. de Chile. La decisión de Gabriela fue volver a donarlo a la Casa de Estudios, con el fin de que este siga en proceso de conservación y difusión. “Mis nietos les van a poder contar a sus hijos que existe en un lugar un libro que hizo su bisabuela, y que si lo quieren conocer va a estar ahí. Eso para mí va a ser impagable”. P.31 Nº7 2017 / P.P.

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