Palabra Pública - N°7 2017 - Universidad de Chile

“Bloque social de los oprimidos” La categoría de pueblo que acuña Dussel es la que define a “pueblo” como el actor colectivo de la política y no de la eco- nomía, siendo también el actor colectivo de las culturas. “Mira lo que ha pasado en Estados Unidos, donde no han pro- ducido dirigentes sino personas irracio- nales como Trump. Mientras, en China se ha retornado a la filosofía confusiana, con un sentido ético distinto. El cuasi capitalismo chino es confusiano y no calvinista, pero al mismo tiempo es so- cialista en el punto que el Estado tiene el capital financiero”, reflexiona al comen- tar que cada pueblo debería darse sus propias coordenadas de sentido-mundo, pese a los distractores que, asimismo, condicionan la mirada y los proyectos, porque “la educación permanente de un pueblo está hoy en manos de una comu- nicación que a su vez está en manos de las transnacionales; es cuando la propa- ganda introduce los valores del capital y destruye los propios”. Dussel advierte que la clase obrera pue- de ser tentada y tiene la “ventaja” de ser explotada, pero los marginales, los que están verdaderamente fuera del sistema, “no son ni explotados sino residuos que si dejan de existir, al sistema no les in- teresa”. Y eso es lo que para Marx, dice, “es un poco el lumpen; pero ese lumpen, con ese indígena, con esa feminista y to- dos los movimientos sociales, comienzan a constituir un bloque social de los opri- midos, que no es una clase social sino que es un pueblo. Y ese pueblo atraviesa los modos de producción. En otras épo- cas era el indígena de la encomienda y de la hacienda; en Francia eran los galos y hoy los obreros. Los pueblos, como el francés o el chileno, por dar ejemplos, no están determinados por el capital. El capitalismo es una etapa de ese pueblo”. Fidel Castro, dice un Dussel que lo co- noció bien, jamás dice “obrero” en el Manifiesto de la Habana, pero sí dice mucho “pueblo cubano” y hasta cita a Moisés: “Son mitos culturales los que se reproducen para relevar que el pueblo es anterior al capital. La derecha católica no sabe nada de esto, pero sí la Teología de la Liberación (Cardenal, Romero, Boff, entre tantos)”, que sufrió persecusiones de parte del Vaticano, cuando “la comu- nidad de base fue el lugar para hacer po- lítica en la represión y ahí el pueblo pudo ser pueblo disfrazado. Entonces, los mi- litares no pudieron liquidarlos porque estaban leyendo el evangelio, pero en realidad estaban formando el pueblo”, un concepto “análogo y no unívoco”. “Con Gramsci puedo decir –destaca- que pueblo es el bloque social de los oprimi- dos y eso es lo que me interesa. Es el actor colectivo de transformación y como tiene contradicciones en su seno –al estilo con- fusiano-, ese bloque puede explotar. Hay chilenos que no son pueblo, pero sí son anti-pueblo; el que oprime es anti-pueblo”. Y en este punto no habría que olvidar que para rescatar el futuro se hace necesario de- tenerse en la imagen de que “el pueblo chi- leno tiene una historia de cinco mil años, por lo mapuche y por los españoles, siendo la larga vida de un pueblo con sus revolu- ciones” en medio de una América Latina que aún viaja su destino. “Ese lumpen, con ese indígena, con esa feminista y todos los movimientos sociales, comienzan a constituir un bloque social de los oprimidos, que no es una clase social sino que es un pueblo. Y ese pueblo atraviesa los modos de producción”. P.8 P.P. / Nº7 2017

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