El testimonio : 1972-1982 : (transformaciones en el sistema literario)

10 testimonio como un género particular, han realizado una crítica que desconoce la especificidad de cada uno de los grupos afines de textos a los cuales se han referido. (14) Establecieron una protoclasificación por !1temas". Así, la obra de JNíuñez de Pineda y Bascuñán, de Egaña y otros, aparece como un tipo de memorias sobre prisiones. Sin embargo, pese a la debilidad de su trabajo, es de todos modos necesario reconocer en su interés por este ti­ po de obras un agudo, despierto y atento sentido de lo heterodoxo en nuestra literatura, y una apertura poco frecuente de su con­ ciencia literaria para registrar y valorar este corpus tan impor tante como marginado. Durante el siglo XX, nos encontramos con un conjunto de textos propiamente testimonios, en la literatura nacional. Ya desde la llamada revolución de 1891, comienza a fortalecerse esta corrien te. Bordeando la centuria, encontramos el testimonio de Vicente Grez, Viaje de Destierro, publicado en 1983. La dictadura iba- ñista produce, en 133S, el texto La tiranía en Chile, libro es­ crito en el destierro en 1928, de Carlos Vicuña. Del mismo au­ tor, tenemos el testimonio ya mencionado como ejemplar; Cuatro evasiones novelescas, de 1946. Un texto también importante es Recuerdos de mi persecusión, de Agustín Edwards, escrito en 1931, aunque sin la calidad de la obra de Vicuña. La presencia políti ca de Ibañez vuelve a generar un testimonio en 1956 ; Y la tierra tembló, relato de Manlio Bustos Quezada, Teniente Coronel (R), ex-gobernador de Arica recluido en Pisagua. Las luchas obreras y su historia, dan también origen a una literatura documental, como es, por ejemplo, la obra de José Zapiola sobre La sociedad de nLa Igualdad1 y sus enemigos, o el tardío testimonio de Elias Lafertte producido con gran calidad literaria por Ricardo Boizard en sus Cuatro retratos en profundidad, o la propia autobiografía de aquel. Al mismo tiempo que este tipo de obras se produce, otros testimo nios de naturaleza semántica distinta son escritos, y de signo ideológico diverso mostrando así la complejidad de nuestra cultu ra y nuestra sociedad. En 1930, es publicado, por ejemplo, el texto etnológico del Padre Ernesto Wilhelm de Moesbach: Vida y costumbres de los indígenas araucanos en la segunda mitad del siglo XIX. Obra excepcional esta, de rescate de un elemento fun damental de nuestra cultura, que completa brechas de información histórica y sobre nuestra sociedad. Es, por así decirlo, el tem prano homólogo chileno de la Biografía de un Cimarrón de Miguel

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