Antología de Andrés Bello

desarrollo de las facultades individuales y colectivas de la humanidad -y dig0 mas- lo que las ejercite infructuosamente, no debe un go- bierno sabio incorporarlo en la organizacion del Estado”. Esta con- fluencia de libertad y 6 t h es fundamento de toda sociedad solids, autocritica, amiga de lo que llama don AndrCs “10s adelantamientos en todas lineas”, incluyendo 10s m8s importantes a la dicha del gC- nero humano, “10s adelantamientos en el orden moral y politico”. Sustento de este progreso es la educacion. “Yo soy ciertamente de 10s que miran la instruction general, la educacion del pueblo, dice en uno de 10s parrafos del discurso, como uno de 10s objetos mas importantes y privilegiados a que pueda dirigir su atencion el gobier- no; como una necesidad primera y urgente; como la base de todo solido progreso; como el cimiento indispensable de las instituciones republicanas”. Para que esta education exista como una realidad, son imprescindibles 10s buenos maestros, 10s buenos libros, 10s buenos mdtodos, la buena direccidn de la enseiianza, el estudio de nuestra lcngua que le parece de la m8s alta importancia, como vehiculo fiel, diafano, hermoso, de las ideas, sentando que no abogara jamas por el purism0 exagerado que condena todo lo nuevo en materia de idio- ma, pues Cree, por el contrario, que “la multitud de ideas nuevas.. . eGge voces nuevas que las representen”. Tampoco se encierra en un estrecho marco nacional cuando exige el estudio de las lenguas y las literaturas y el pensamiento extranjeros, per0 sin “dispensarse de1 proceder analitico, unico medio de adquirir verdaderos conocimien- tos”. El tema de la Universidad en todas sus diferentes secciones sera “la libertad, como contrapropucsta, por una parte, a la docilidad ser- vi1 que lo recibe todo sin examen, y por otra parte, a la desarreglada licencia que se rebela contra la autoridad de la raz6n y contra 10s mas nobles y puros instintos del corazon humano”. Pide tambiCn que la Universidad aliente a 10s jovenes poetas y les diga que si quieren que su nombre no quede encarcelado entre la cordillera de 10s Andes y la mar del Sur, recinto demasiado estrecho para las aspiraciones gencrosas del talento; que si quieren que les lea la posteridad, hagan buenos estudios, principiando por ! de la lengua nativa y tratando asuntos dignos de la patria y de la posteridad. i 006 trabazon y coherencia de principios, expresados en torno a diferentes materias! Tras de ellos est8 el hombre que 10s sustenta, Iucido, concicnte de sus fines y de lo mejor para su patria dc adop- ci6n; medido, per0 batallador cuando la circunstancia lo requiere. Lo que pronuncia en el discurso de 1843, lo ratifica con el anllisis ya no de una rneta ideal, sino de una realidad implacable y mezqui- na, a1 defender, so10 dos afios desputs, el presupuesto universitario en el Senado de la Republica. La voz del Rector Bello es ahora in- cisiva: si por tener un interds direct0 en la materia se le puede im- pedir que emita su voto, no se le puede vedar el defender otro interts mas sagrado: el de la Universidad a la que tiene el honor de perte- necer. “Yo hago toda justicia a 10s sentiniientos que animaron a la 8

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=