Antología de Andrés Bello

situacion en que hallaron esta c i e n c i a , ~ el estado en que la de- jaron o van a dejarla. Ellos nos han presentado bajo aspectos enteramente nuevos la antigiiedad y sus escritores, y aun se pue- de deck que han creado nuevas ciencias. El titulo s610 del A r t e simbolica de Creuzer y de la MCtrica de Hermann, es suficiente para imponer silcncio a 10s que duden todavia del adelantamien- to de este ram0 interesante de la literatura. Pero cualcsquiera que Sean las utilidades que se esperan de1 estudio de la lengua latina, es cierto que no se pueden lograr si no es aprendikiola perfectamente. Sea que miremos este idio- ma como e1 principal sender0 que conduce a1 conocimiento de la antiguedad, o como uno de 10s mejores niedios de cultivar 1s.s rsrias facultades del alma, ni aquel conocimiento ni este culti- YO puedcn obtenerse sino por medio de un estudio completo. El asunto es dificil, y aunque las dificultades no son insu- perables, solo es posible vencerlas a fuerza de aplicacih y per- severancia. La estructura de esta lengua es tal, que so10 la grie- $:a le tiace Icntaja en 13 perfeccion v delicadeza de su compli- :ado riccnnismo;, sus tesoros literarios, quc comprenden casi todos 10s departamentos de las artes y ciencias, suministran unn serie de provechosos ejercicios para todas las facultades mentales, desde aquellas que asoman en la primera Cpoca de la vida, hssta las que ocupan el entendimiento maduro de la edad xiril. El aprendizaje de una lengua antigua es una marcha gradual desde las m6s peqrwias menudencias hasta la compren- ;ion de las mas milagrosas creaciones del espiritu humano. Un conocirniento perfccto de las primeras es una condicih indis- pensabie para llcgar a las ~ l t ima s .Y esta sola consideracih nos convencera de la imposibilidad de lo-grar un resultado satisfac- torio en poco tiempo. No hay estudio que no exija paciencia v teson; y el de la lengua latina no cede en esto a ning6n otro. No querriamos ciertamente acumular dificultades en la senda de la enseiianza, que es ya bastante espinosa de suyo; per0 no tenemos menos repugnancia a la propension tan general en nues- tlos dias, de facilitar la empresa a costa de su resultado mis- nio, poniendo tkrmino a ella antes que el joven haya llegado R saborearse con aquellos sanos y nutritivos frutos que son e1 premio de Ia perseverancia. Insistimos en una instruccih gramatical exacta y completa, cuidando particularmente de la pronunciaci6n, que si no se co- rrige desde el principio, d a d infinita dificultad en el progreso de la ensefianza, y tal vez sin provecho alguno. A1 oir o apren- der un nifio por la primera vez una palabra, es tan facil pro- nunciarla correcta como incorrectamente, si el profesor atiende suficientemente a ello. Si se desatiende a1 principio este punto, habra despuCs dos dificultades que vencer: la de adquirir una 126

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