La novela chilena : 1974-1984

17 Elena quiere tener poder y controlar todo mientras que Marta es una loca lúcida. La última etapa de la degradación del núcleo propio, intimo, comienza con la muerte del canario de Rosaura, querido mucho por Benicia, probablemente ultimado por Elena. Benicia tuvo una hija, María, a la cual quiso mu cho y que al parecer ha muerto, la cual reemplaza con Rosau­ ra. Según Marta, la falsificación de la vida de ellas tres empero cuando José Bernardo hizo la estafa y escapó, dejando a Marta embarazada. Las tres, construyeron una farsa: que ya se habían casado, que el padre murió en un accidente automo­ vilístico, etc. Lamentablemente, el hijo de Marta nace muer­ to, y todo se derrumba aún más. Los dos hijos de Elena, Eugenio y Marta, intentan escapar del círculo cerrado de los límites que los rodean. Eugenio con­ tiene en sí un amor redentor, un espíritu religioso muy idea 1izado y concreto a la vez. Rosaura, lamentablemente, ha te nido una experiencia más difícil. Al parecer, dejada por Miguel Arana, se ha convertido en una prostituta. Este esca pe del sistema ha degradado mientras que Eugenio aún se man­ tiene . Los personajes de Dulces chilenos han sido expulsados de su pasado, sin embargo aún están manejados por él. La novela va mostrando lo que hay detrás de la fachada de esta familia, que es pura amargura y odio. La asistencia a la misa o su profesada fe cristiana es una contradicción más en sus con­ ductas, porque no actúan con el amor de Dios. Los dulces chilenos por dentro son pues amargos, no son dulces ni tenta dores sino que una pura apariencia. Esta significación del título de la novela nos habla a nosotros mismos, los chile­ nos, donde un ser enloquece a otro. Dulces chilenos acontece en Santiago, cerca del río Mapocho. Los seres oprimidos como Eugenio y Rosaura no aceptan la fal sa autoridad de Elena, y marcados por lo laboral (Eugenio es un mecánico de autos) rompen con su espacio. Elena y Marta tienen durante el día domingo varias oportunidades para acer carse, comunicarse, sentirse juntas. Ambas, sin embargo, des

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