Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

18 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan sociedades. Se origina en la distribución asimétrica y unilateral de las posibilidades de participación y control en los procesos productivos (economía), en los reproductivos (relaciones de parentesco y sexualidades), en la constitución de instituciones (políti- ca) y en la creación de representaciones simbólicas (cosmogonía) (Lerner, 1986; Lévi- Strauss, 1969; Meillassoux, 1982). En el presente texto busco evidenciar las relaciones entre la constitución de este sistema de dominio patriarcal con el adultocentrismo. Asumo inicialmente en este tex- to al adultocentrismo como una categoría de análisis que expresa simultáneamente: al sistema de dominio que organiza de modo asimétrico y desigual las relaciones entre generaciones, a un paradigma en las ciencias sociales que ha predominado en los ima- ginarios investigativos de lo juvenil en Chile, y a un eje analítico , que complementa la complejidad que requiere el análisis de las condiciones de pluridominio en la contem- poraneidad (junto a género, clase, raza, territorio, y otros). Mi sospecha investigativa, es que este adultocentrismo, procede y emerge ances- tralmente, de forma similar con otros modos de ejercicio de dominio en las relacio- nes sociales, pero que ha sido invisibilizado y no ha contado con la atención necesaria de quienes investigan fenómenos sociales y en particular procesos juveniles. Es más, observo que quienes han estudiado de forma crítica la emergencia y procedencia del patriarcado, señalan condiciones de dominio que podrían ser leídas en claves de este adultocentrismo, sin embargo, son obviados y no conceptualizados, sino que asumi- dos como contenidos por el dominio de género –y en otros casos por el dominio de clases o de razas –. Con todo, al especificarlo a través de la distinción en este análisis, busco potenciar los modos que relevan la condición de pluridominio de nuestras so- ciedades y la relevancia de lecturas complejas de esa interacción sistémica. Mi hipótesis, es que este adultocentrismo tiene carácter histórico-ancestral en tanto está íntimamente vinculado en su procedencia y emergencia a las cuestiones del orden desigual de las clases sociales y la distribución de los accesos y clausuras a bienes de sobrevivencia y reproducción humana, así como a las cuestiones del género, en el orden de las construcciones socioculturales de los sexos y cuerpos en las relaciones y roles instituidos. Es decir está directamente ligado a lo que en el discurso actual se denomina conflictos de clases y condiciones de género. Recurro a la elaboración de una genealogía (Foucault, 1988), a través del uso de la historia como explicación de los contextos en que se ha desplegado este fenómeno (Carr, 1981); lo hago poniendo en evidencia la procedencia y emergencia del adulto- centrismo 2 . No se pretende buscar el origen puntual de estos modos de organización 2 Uno de los mecanismos utilizados en la construcción de imaginarios sobre lo juvenil es el que he denominado naturalización (Duarte, 2000); la historización es una alternativa epistémica potente a contracorriente del adultocentrismo que dicho mecanismo expresa y condensa.

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