Políticas nacionales de comunicación y cultura

25 se hace por el mismo gobierno-. Sobre todo en el contexto de los gobiernos de estilo liberal capitalista en América Lati­ na, las estructuras gubernamentales están penetradas, domina das a vinculadas con los intereses hegemónicos. Los movimien tos para la verdadera democratización surgen más bien entre grupos disidentes y movimientos populares aliados con grupos disidentes en el sector técnico-urbano. Sin embargo, la democratización no puede tener éxito sin al­ gún apoyo gubernamental nacional e internacional (por ejemplo, a nivel internacional, organismos como la UNESCO). Los pro­ cesos tienen que apoyarse dentro del marco del estado liberal y en los espacios que los principios liberales y las democra­ cias sociales permiten. Por ejemplo, los principios del li­ beralismo clásico apoyan la libertad de expresión y organi­ zación, la valorización del desarrollo comunal, el concepto de servicio público de los medios, la legislación que protege ios intereses laborales y universitarios, cierta celebración democrática del hombre y la mujer de las clases populares, tradiciones nacionales que glorifican el indigenismo y el a- grarismo (por ejemplo, en México y en el Perú). Estos prin­ cipios pueden dar cierta legitimidad a la democratización de la cultura y abren espacios para buscar apoya financiero y burocrático. El papel del estado, entonces, es de facilitar, quitar obstá­ culos, y poner condiciones para que el mismo pueblo pueda crear sus propias culturas y sus propias acciones de democra­ tización de la cultura.

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