Políticas nacionales de comunicación y cultura

- 6 Es cierto que las grandes experiencias colectivas del pasa­ do de un pueblo se quedan en los símbolos y mitos, marcando la organización básica de una cultura. Nuestra socializa­ ción en esta cultura introduce este marco en la estructura de nuestras personalidades. Un pueblo, para mantener su solidaridad, siempre tiende a regresar y renovar estas ex­ periencias, especialmente en momentos de crisis de la so­ ciedad. Todas las instituciones sociales, desde el gobier no hasta la familia, están formados en la imagen de estas experiencias del pasado. Por eso, una revolución socio- política es una experiencia tan difícil y perturbante para casi todos en la sociedad, inclusive para los dirigentes mismos de la revolución. Sin embargo, la cultura siempre está cambiando y es siem­ pre una dialéctica entre el pasado y el futuro, abandonan­ do selectivamente aspectos del pasado y creando una nueva visión de lo que debe ser el futuro. La base para este proceso puede ser la dialéctica politico­ económica, el cambio de relaciones sociales y estructuras de poder en la historia. Al mismo tiempo, la cosmovisión y los valores creados en el pasado son un factor condicionan­ te en el proceso material actual. Al decir esto, no pensa­ mos identificar "cultura" con una supraestructura opuesta a una base material. Todo es cultura, pero la supraestructu­ ra de símbolos y mitos no cambia si el contexto político-eco nómico de poder no cambia. El punto central en esta premisa es que la creación de la historia de un pueblo es la creación de una cultura. Una

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