Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

261 (Neilson y Rossitier, 2008); una condición de “inequidad”, “desigualdad”, etc. (Therborn, 2008), etc. El concepto de precariedad parece cobrar una dimensión explicativa, descriptiva y fenoménica, esto es, parece alcanzar un estatus de telón de fondo general ligado a las transformaciones del capitalismo y del mundo del trabajo que ha logrado posicionarse en la literatura y análisis de la sociología del trabajo y de las ciencias sociales (Kalleberg, 2011; Kwan y Kofman, 2012; Munck, 2013), generando nuevos debates con respecto a su caracterización y atingencia en diversos contextos económicos, sociales, culturales y políticos (Ross, 2008). La relación de degradación del estatus del empleo y las transformaciones productivas a escala global de las últimas tres décadas, exhiben la posibilidad de entender la precariedad laboral en medio de la crisis del trabajo y su pérdida de centralidad en la teoría social (De la Garza, 2001; Fevre, 2007; Dörre, 2012). Por otro lado, la precariedad laboral forma parte, paradójicamente, de la recomposición de la sociología del trabajo con el objetivo de reordenar el debate de “la crisis del trabajo” y del “fin del trabajo”, desde una orientación que visualiza la degradación del empleo como una transformación global de las formas de producir y trabajar (Castel, 2003; De la Garza, 2012) y como “una nueva cuestión social” (Dörre, 2009). En tanto tendencia global asimilada a la crisis de los sistemas de bienestar y protección social (Brooks, 2008), la precariedad laboral “se inscribe un modo de dominación de nuevo cuño, basado en la institución de un estado generalizado y permanente de inseguridad que tiende a obligar a los trabajadores a la sumisión, a la aceptación de la explotación” (Bourdieu 1999: 125-126). La principal hipótesis que queremos presentar es que la heterogeneidad y diversificación de formas que dan cuenta de la nueva morfología de la clase trabajadora se encuentra atravesada por el reordenamiento de diversos segmentos de trabajadores/as en situación de precariedad. Ésta avanza como un fenómeno transversal caracterizado como degradación de las condiciones de trabajo sumada a la estructura dual del mercado del empleo, generando una serie de líneas y preguntas nuevas para la comprensión y estudio del trabajo en Chile. Las consecuencias de este fenómeno pueden ser analizadas desde distintos registros disciplinares, obteniendo un panorama crítico de la situación y sus alcances para las relaciones sociales de conjunto. La precariedad alcanza niveles estructurales y agenciales, objetivos y subjetivos. A la vez que es posible constatar consecuencias en términos de la estabilidad, seguridad y protección del empleo, la precariedad potencia doblemente nuevos espacios de reconocimiento e identificación subjetiva dentro de la relación de poder capital/trabajo/vida. Esto principalmente debido a que: a) Objetivamente, las condiciones de degradación del empleo movilizan y desplazan los procesos de reconocimiento y malestar psíquico, político y social desde los trabajadores de empleos formales a la informalidad, desde la estabilidad a la inestabilidad, desde la seguridad a la inseguridad, como fenómeno transversal de colonización de los mundos de la vida

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