Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

191 diferentes manifestaciones superficiales a lo largo del tiempo, siendo la más fuerte de ellas hasta aquí la crisis s ubprime de 2008/2009. El neoliberalismo es el corolario de la reacción burguesa a su propia crisis y que tiene como eje central una fuerte ofensiva sobre los trabajadores (Anderson, 1994), teniendo en consideración la extracción del plusvalor en condiciones óptimas alrededor del mundo, en especial en los países dependientes donde la regla es la convivencia con la superexplotación de la fuerza de trabajo. En ese sentido, la reconstitución de la superpoblación relativa y alteración de las condiciones de oferta de la fuerza de trabajo con las expropiaciones derivadas de ahí (Boschetti, 2016 y Fontes, 2010) se tornan elementos vitales para la recuperación de las tasas de ganancia, al costo de la barbarización de la vida. Debates sobre la necesidad de un ajuste fiscal en Brasil han sido frecuentes desde la debacle de la dictadura, profundizada por la crisis de la deuda entre 1980 y 1982, que llevó a muchos países latinoamericanos a los brazos del FMI. Fiori y Tavares (1993) muestran que hubo cerca de 14 planes económicos de ajuste, con el objetivo de controlar el proceso inflacionario y estabilizar la economía hasta 1994, cuando se elabora el Plan Real por el equipo económico de Fernando Henrique Cardoso (FHC). Allí se iniciaba la primera fase consistente del neoliberalismo en Brasil, ya que FHC fue electo como Presidente, alzado por el éxito del Plan Real, y en 1995 su equipo, que tenía al frente a Luiz Carlos Bresser Pereira, formula aquel que pode ser considerado un documento orientador del período y, tal vez, el elemento más fuerte de continuidad postconstitucional: el Plan Director de la Reforma del Estado (PDRE-MARE, 1995). En Behring (2003) analizamos la dirección y el significado del PDRE caracterizando el proyecto de FHC/Bresser Pereira como una contrarreforma del Estado. El desgaste de FHC por las medidas adoptadas y la reorientación del Real a partir del acuerdo con el FMI de 1998, en un contexto en que las fuerzas vivas de la redemocratización bajo el liderazgo del PT/CUT y de movimientos sociales como el MST hacían una oposición consistente y se colocaban como alternativa electoral real, llevó a Lula a la presidencia del país en las elecciones de 2002, abriendo un período de trece años de gestión petista en el Estado brasilero, sin embargo, bajo el peso de la Carta al Pueblo Brasilero, que sometía sus proyectos de cambio a la estabilidad macroeconómica del Real y del acuerdo con el FMI de 1998. Esta nueva correlación y articulación de fuerzas señala el segundo período del neoliberalismo en Brasil, con características específicas y algunos desplazamientos importantes en relación a los gobiernos del PSDB, sin embargo, sin rupturas más profundas, donde analizamos que no es pertinente la caracterización de gobiernos neodesarrollistas, como veremos más adelante, sea en la política económica, sea en la social. Los acontecimientos a partir de mayo de 2016 desencadenados con la asunción de Michel Temer, cuyo proyecto está expresado en un documento de su partido, el PMDB 240 , titulado Un Puente para el Futuro, lanzado en octubre de 2015, lo que ya 240 Partido que fue parte de todos los gobiernos post-redemocratización, siendo el principal articulador, aunque no el único, de tratos público/privados y esquemas de corrupción que atraviesan el Estado brasilero en todos los niveles. Actualmente se volvió a llamar MDB.

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