Texto y censura: las novelas de Enrique Linh

2 Ahora bien, en tanto estos escritos privilegian la miscelánea y transgreden las normas establecidas para los géneros litera rios, pertenecen a la tradición de la anti-novela, cuyo ante­ cedente es Rayuela y, en un ámbito mayor, a la tradición satí_ rica, que parodia los distintos modos de conceptualización y de representación de la vida. La figura de Pompier estará a- sociada a la tradición de lo serio-cómico, vale decir, al de£ crédito de las autoridades a través de la risa. Anotemos también que estas novelas mantienen un estrecho diá­ logo con el pensamiento estructuralista. El proyecto noveles co de escribir una novela disforme, de componer un cuerpo he­ cho de retazos, de organizar de un modo ambiguo el mundo fic­ ticio, está recreado a la luz de los escritores franceses. La idea de Lihn de retrotraer la contingencia histórica a los mo délos lógicos y lingüísticos que la constituyen y de estable­ cer un registro paródico de las distintas versiones del poder realizadas por el lenguaje (él mismo, un signo represor por ex celencia) tiene un claro correlato, por ejemplo, en los diver sos escritos de Barthes, Kristeva y Foucault dedicados a la re lación entre el lenguaje, el poder y el conocimiento. Comentemos, de paso, que el estructuralismo es una lectura o- bligada del escritor latinoamericano desde los años 60. Al respecto, basta mencionar a autores como Severo Sarduy, Harol^ do do Campos y Octavio Paz y también a Alejo Carpentier (El recurso del método) y Augusto Roa Bastos (Yo, el Supremo). En el caso de Enrique Lihn, habría que recordar, además, que en Chile la semiótica francesa sirvió de parapeto, en los años siguientes al golpe militar (estamos pensando en el período 1973-1980) para atacar a las autoridades vigentes. Sin embar go, este discurso crítico fue asumido con un alto grado de au tocensura, lo que le restó trascendencia en el ámbito cultu - ral. Esta autocensura consistía en no trabajar la relación entre las estructuras lingüísticas de los textos y las otras estructuras (sociales, ideológicas, mentales) que también el lenguáje reproduce. Paradójicamente, existe también en estas novelas una parodia del estructuralismo y, en general, una parodia del galicismo mental que constituye a la cultura hispanoamericana. Lo fran cés adquiere en Lihn un carácter ambivalente: será, por un la do, un discurso espúreo, impuesto históricamente (las ideas

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