Texto y censura: las novelas de Enrique Linh

23 En su versión ponipieresca, la ironía consiste en hablar des­ de la palabra del otro (vale decir, desde la ideología ofi­ cial, desde la retórica al uso) y distenderla hasta hacerla desdecirse. Así por ejemplo, en un discurso oficial, Pom- pier indicará el carácter personalista, anti-democrático y militar del régimen, saludando así¡"Señores diputados elegí dos impersonalmente por el Primer Hombre de la Nación para representar ante él a este Estado Federal y a otros colin­ dantes" (p.196). La ironía pompieresca consistirá en cocer al otro (al vic­ timario) en su propia salsa: Se propone la de distraer a las furias de sus verdaderos móviles entrampándolas en las aparíen cias que guardan como quien le vende al vendedor su propia mercadería transfigurada, arte de sa - carie la suerte a las gitanas que le ha valido a G. de P. la mayor parte de sus éxitos(p .169 ). Cada vez que habla Pompier, escuchamos la palabra oficial. Pero es a través de este juego de mimetismos y literalida­ des que el discurso oficial --natural, aceptado, vigente-- se revela como una mentira --ésta, imposible ahora de des­ mentir por los códigos de censura existentes. Aunque Pompier sea un signo beligerante, es también un sín­ toma de la parálisis en ques se encuentra una comunidad cul tural censurada. Al respecto, resulta ejemplar el capítu­ lo dedicado al discurso de Pompier en Punta de Lagartos. Es te habla ante una gran concurrencia desde un proscenio im - provisado al aire libre. Nadie lo escuchará, ya que, jus­ to en el momento de comenzar su discurso, una lluvia torren cial lo dejará casi sin audiencia y con el micrófono descom puesto. En carta privada, Picaro Matamoros le informará: Desde la banqueta mojada que compartíamos Urbana Concha de de Andrade, Bonifacio Negrus, Juan Me- ka y yo, seguimos --a lo mejor usted verificó núes tra persistente presencia, don Gerardo— su discur

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