En clave adolescente

EN CLAVE ADOLESCENTE ••• REFERENTES, PRÁCTICAS Y HÁBITOS DE CONSUMO AUDIOVISUAL SEGUNDA PARTE. Desafíos para la educación mediática de los adolescentes ••• 121 la entiende como “la comprensión del niño de sus propias competencias socioemocionales representadas de modo audiovisual en el programa (de televisión)” (Fuenzalida, 2016: 240) La aparición de los nuevos medios de comunicación permite una mayor interacción entre el emisor y los receptores y, a la vez, los receptores pueden comunicarse entre sí y comentar lo que ven. Surge la narrativa transmedia, la cual se puede entender como “un tipo de relato donde la historia se despliega a través de múltiples medios y plataformas de comunicación, y en el cual una parte de los consumidores asume un rol activo en ese proceso de expansión” (Scolari, 2013, posición 517). Este nuevo ecosistema mediático plantea desafíos para la educación. En una investigación reciente (Scolari, 2018) se buscó conocer qué aprenden los adolescentes de los medios con el fin de aprovechar este conocimiento en el aula, lo que se ha denominado alfabetización transmedia. Esta alfabetización presenta diferencias con la alfabetización tradicional y con la alfabetización mediática o educomunicación propia de la era pre Internet. Se propone crear prosumidores (productores +consumidores) críticos y la dirección del aprendizaje es desde abajo (estudiante) hacia arriba (profesor). Por ello, se parte de lo informal a lo formal (escuela). El estudio sobre la alfabetización transmedia abarcó ocho países e identificó 134 competencias transmedia, las que son definidas como: “una serie de habilidades relacionadas con la producción, el intercambio y el consumo de medios interactivos digitales. Estas competencias van desde los procesos de resolución de problemas en videojuegos hasta la producción y el intercambio de contenidos en plataformas web y redes sociales; la creación, producción, intercambio y consumo crítico de contenido narrativo ( fanfiction , fanvids , etc.) por los adolescentes también forma parte de este universo” (Scolari, 2018: 8). Las competencias identificadas fueron organizadas en nueve dimensiones: producción, prevención de riesgos, performance, gestión social, gestión individual, gestión de contenidos, medios y tecnología, ideología y ética y narrativa y estética. Cada dimensión va desde lo más simple a lo más complejo. Algunas tienen una escasa presencia, como las relacionadas con la ideología, mientras otras son más recurrentes como la creación. El factor género es relevante para definir qué consumen los y las adolescentes 17 , al menos en el caso de la televisión. Se han identificado cuatro tipos de consumo sobre este medio. (Ugalde, Martínez-de-Morentín, & Medrano, 2017). Uno conflictivo-pasivo donde se busca la entretención y existe una ausencia de los padres como mediadores. Otro, crítico cultural, con predominancia de hombres, donde se prefieren los programas culturales, de humor y de dibujos animados. Un tercero, comprometido-pasivo, caracterizado por un buen clima familiar y la 17 Ver capítulo Entre lo tradicional y lo transgresor: Identidades de género en construcción.

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