Aportes al mejoramiento en la cadena de valor hortícola de la provincia de Chacabuco

58 APORTES AL MEJORAMIENTO EN LA CADENA DE VALOR HORTÍCOLA DE LA PROVINCIA DE CHACABUCO El cambio climático ha tomado un curso preocupante para la agricultura de la región metropolitana, especialmente para el sector norte, más seco. La escasez de recursos hídricos puede amenazar a la sustentabilidad de esta actividad. La agricultura sostenible es una agricultura que en el tiempo es capaz de satisfacer las necesidades básicas de alimentación humana a la vez que incide positivamente en la calidad del medio ambiente y de los recursos naturales que dependen de esta actividad, pudiendo mantener indefinidamente sus niveles de productividad. Desde un punto de vista socioeconómico la agricultura sostenible es viable en términos económicos y a su vez ayuda a mejorar la calidad de vida de los agricultores y de la sociedad en general. Es en este contexto en el cual se sitúa a la pequeña agricultura de hortalizas en la provincia de Chacabuco. Sin embargo esta actividad ha ido decreciendo en los últimos años debido a la escasez de agua, el cambio de uso de suelo, la falta de mano de obra y al hecho de ser considerada una actividad poco atractiva en términos económicos para los jóvenes, quienes dejan finalmente a la pequeña agricultura sin relevo generacional. Las posibles soluciones a esta problemática sólo se pueden abordar desde el punto de vista de la sostenibilidad y para ello se analizará la situación de la pequeña agricultura considerando los factores ambientales y socioeconómicos que determinan su continuidad en el tiempo. La provincia de Chacabuco cuenta con una superficie total de 2.076 km², repartidas en las comunas de Colina, Lampa y Tiltil con superficies de 2.076 km², 2.076 km², 2.076 km² respectivamente. Las tres comunas que componen la provincia han sufrido de manera progresiva el impacto de la expansión urbana y en el caso de Tiltil se suma también el impacto de la actividad minera. Ambas actividades suponen competir por los recursos que tradicionalmente estaban destinados a la agricultura, lo cual afecta al principal rubro productivo de la provincia, correspondiente al de hortalizas que abastecen al sector norte de Santiago. Es importante destacar que la Región Metropolitana posee la mayor superficie cultivada con hortalizas del país, con 21.568,8 hectáreas en el año 2013, por lo que es uno de los más importantes a nivel nacional. El cultivo de hortalizas se ha visto directamente afectado en los últimos años por la escasez de agua, por la expansión urbana y la escasez de mano de obra. En el caso de la expansión urbana, la cual ha supuesto un drástico cambio en el uso de suelo en la provincia, ha generado también un impacto ambiental y socioeconómico. Según información del Ministerio de Agricultura (2013) la provincia de Chacabuco ha perdido un total de 9.618 hectáreas agrícolas en los procesos de urbanización, lo que se traduce en pérdida de gran parte del aporte que hacía la provincia de Chacabuco al cinturón agrícola que rodea a la ciudad de Santiago. Esta situación afecta también a la estructura rural en su conjunto, alterando además la biodiversidad del entorno y los servicios ecosistémicos que naturalmente genera la agricultura en los cinturones periurbanos. Desde el punto de vista social estos nuevos asentamientos urbanos en suelos agrícolas inciden directamente en la calidad de vida de los pequeños agricultores, disminuyéndola y afectando incluso la estructura social que éstas tienen dado a que normalmente los pequeños agricultores terminan vendiendo sus predios. Así en términos económicos la actividad agrícola asociada a la pequeña agricultura, especialmente al cultivo de hortalizas, se hace más inestable y en términos sociales se favorecen los procesos migratorios en desmedro del relevo generacional, situación que sumada a los aspectos ambientales descritos anteriormente no promueven un desarrollo sostenible para la pequeña agricultura, en la provincia de Chacabuco. A nivel social se induce la pérdida de la identidad rural de la provincia asociada principalmente a la producción de hortalizas, desembocando en cambios a nivel socioeconómico en las poblaciones rurales. LA VOCACIÓN PRODUCTIVA HORTÍCOLA DEL SECTOR La superficie hortícola nacional en el año 2014 fue de 69.651 hectáreas. En sólo un año ésta disminuyó en 8,4% (5.876 ha), cultivándose en el 2105 una superficie de 63.775 hectáreas con hortalizas. El año 2016 volvió a tener un repunte de un 9.5% (6.070 ha) respecto al año anterior, lo que significó que la superficie cultivada con hortalizas fuera de 69.845 hectáreas. Estos altos y bajos en las superficies cultivadas con hortalizas se explican por la variación de las condiciones climáticas y las oportunidades de negocio de las hortalizas con destino a la agroindustria (ODEPA Boletín de hortalizas frescas, Marzo 2017). Por ejemplo entre los años 2015 y 2016, se produjo en la Región Metropolitana un incremento de un 17,7% correspondiente a 3.423 hectáreas en el cultivo de hortalizas. Esta tendencia se observa también en las regiones del Libertador Bernardo O’Higgins y del Maule, con un incremento del 1,1% y del 14,2% que correspondieron respectivamente en cada caso a 862 y 1.285 hectáreas.

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