Modelo Educativo

26 CAPÍTULO II Del mismo modo, desde una perspectiva que entiende que los estu- diantes son actores en el mundo con características culturales propias (Zavala, 2011), ya no se puede hablar de calidad educativa y aprendi- zajes significativos si las prácticas académicas niegan o desvalorizan dichas características, o si se desconocen sus experiencias previas, siempre mediatizadas por el grupo social y etario al que pertenecen. Por ello, la Universidad de Chile entiende la calidad de la formación de pregrado y postgrado como la capacidad de desarrollar al máximo los talentos de la Institución y de todas las personas que participan en ella (estudiantes, académicos, autoridades, personal de colaboración, comunidad del entorno), en un marco de equidad, a partir de prácticas permanentes de aprendizaje institucional (Astin, 2012). De este modo, sin abandonar la rigurosidad científica y la excelencia académica, en tanto valores centrales para la Universidad de Chile, se adopta un enfoque que entiende la calidad educativa como res- ponsabilidad institucional por el desarrollo de las capacidades de cada uno de los miembros de su comunidad -y de sus estudiantes en particular-, desde una perspectiva que asume que los procesos formativos tienen un potencial transformador del individuo, pero tam- bién de la Institución, y que esta transformación se da en un contexto dinámico y de constante adaptación. Este enfoque implica orientar parte importante de los cambios necesarios hacia la construcción de relaciones significativas entre los estudiantes y sus pares, sus docen- tes, funcionarios y también equipos de gestión y administración, para dar lugar a una experiencia de formación plena e integral, lo que su- pone movilizar los recursos universitarios en todos sus niveles, en pos de la incorporación de los estudiantes como miembros plenos de la comunidad universitaria, con potencial de ser agentes de cambio de la cultura institucional.

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