Mapuche Nütram

75 De esta forma, luego de 25 años, buscó volver a estudiar otra vez. Encontró una opción en Temuco de clases en la noche. Por el horario se le hacía muy difícil volver al campo. Pero se esforzó y logró terminar la enseñanza media. Fue solo el primer paso. Héctor notó que tenía habilidades para estudiar y comenzó a perfeccionarse en la enseñanza de la lengua y cultura mapuche. “Estuve dos años haciendo cursos y después me empecé a perfeccionar. Estuve estudiando en la Academia de la Lengua, que es en mapuzugun en la Universidad Católica de Temuco, hice el diplomado de la Universidad de la Frontera, con 250 cronológicas, e hice un curso titulado Acreditación y certificación de competencias lingüísticas y culturales de educadores tradicionales en el contexto mapuche, con 576 horas lectivas.” Luego de una vida teniendo que posicionar otras prioridades por delante de las propias, Héctor podía, por fin, estudiar y realizarse vocacionalmente. A la fecha ha completado la enseñanza media y dos diplomados, sin perder las ganas de seguir estudiando. Su familia, compuesta por su señora y sus dos hijos, que ya son profesionales, vive una verdadera cultura del esfuerzo que él mismo ha ayudado a incubar. Ellos lo alientan a continuar. “Primero quería llegar hasta octavo, y mis chiquillos me dijeron: ‘no, papá, estudia, hasta sacar el cuarto medio’… De ahí cuando ya empecé a tomarle el gusto, porque ya iba ganando terreno, quise seguir y pude alcanzar mi objetivo”. Los días difíciles El año 2017 ha sido duro para Héctor. Tras una larga enfermedad, falleció su madre, quien fue un soporte fundamental durante su vida. La despidió a lo grande, con un eluwün (funeral), de tres días, en el que recibió muchas muestras de afecto de parte de su comunidad y de sus seres queridos. Aquello coincidió con dificultades al interior de la escuela. La noticia de un posible cambio del sostenedor y la baja matrícula que enfrentan, están debilitando el ambicioso proyecto del establecimiento. “Hubo un rumor, porque la fundación [de Desarrollo Campesino] quiere entregar la escuela a la comunidad. Pero alguna gente, el centro de padres, quieren que pase a la comunidad y otros no, porque la comunidad no apoya la escuela y ésta se alimenta de varias más, de siete comunidades, incluso, va hasta la comuna de Imperial a buscar niños”. Héctor Elías Lincoqueo

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