Mapuche Nütram

58 MAPUCHE NÜTRAM HISTORIAS Y VOCES DE EDUCADORES TRADICIONALES Tampoco sabía que aquella rutina que seguían todas las mañanas del 24 de junio era el we tripantü (Año Nuevo Mapuche), y no necesariamente una celebración del día de San Juan: su chuchu-ñuke yem Lucinda Mendez Águila la llevaba a ella y a sus hermanos a lavarse al estero y a buscar la Ñuke Ale (madre luna) en el agua para que les fuera bien. Cuando volvían a casa, el chaw (papá). Efraín los esperaba con leche hirviendo y harina tostada para entibiar el cuerpo. Después de las 12, mataban un cordero. Recién cuando fue una mujer adulta, pudo reunir aquellas piezas que constituían sus recuerdos y reconstituir su historia familiar. Entonces todo le calzó: su mamá Lucinda era, en realidad, su abuela materna; Efraín, su abuelo, a quien ella le lavaba los pies, la había recibido cuando ella llegó al mundo, siguiendo otra tradición mapuche. Así se explicaba la fuerte conexión que había entre ambos. En su casa se hacían makuñ (manta mapuche), se tejían medias, se hilaba, quehaceres que hacía tañi ñuke (madre) Lucinda, pero Elisabeth no sabía que esas eran costumbres mapuche, más bien siempre se habían identificado con una familia campesina como tantas otras. Pero en el fondo lo que había era una historia de despojo y disgregación. “Yo pienso que ellos ocultaron en cierta forma que eran descendientes williche , para no sufrir algún atropello...”, dice Elisabeth. La noche oscura La lengua y las tradiciones williche (mapuche del sur) habían muerto para la familia a inicios del siglo XX cuando su tatarabuelo, apodado Noche Oscura, y un miembro respetado de un lof en Walinto , hacia el interior de Riachuelo, comuna de Río Negro, partió un día a las Oficinas de Indios, en Llanquihue, a denunciar los despojos que se estaban produciendo con sus hermanos de la comunidad.

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